domingo 24 noviembre 2024
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Presente perfecto

Invito a las personas que lean este artículo a que escriban en el buscador de Google estas tres palabras: “presente perfecto guardería”. Accederán a una curiosa información y a un documental realizado por la cineasta americana Evan Briggs que pone de manifiesto una interesante experiencia de convivencia intergeneracional que invita a la reflexión. Ya sabemos que con el panorama actual, hoy sería imposible el caso que menciona, pero cabe reseñarlo al celebrarse este 29 de abril el Día Europeo de la Solidaridad y la Cooperación entre Generaciones. 

Hace referencia a niños de un centro infantil y ancianos de una residencia que comparten espacios –con actividades programadas– en un mismo entorno de Seatle la ciudad más poblada del estado de Washington. Paulatinamente, se ponen de manifiesto las innumerables ventajas que se aportan estos dos colectivos a la hora ocupar buena parte de la jornada. Los valores se multiplican al crecer y envejecer al mismo tiempo en vidas que cambian por completo para evidenciar que la oportunidad más alabada es el ahora, el presente compartido.

Ya ha quedado demostrado que el contacto con los niños incrementa la actividad física de los mayores, acrecienta su autoestima y mejora su estado de ánimo. Por su parte, los niños aprenden a tratarlos, a ser conscientes y aceptar las limitaciones de los demás, así como a ampliar su capacidad afectiva y favorecer sus habilidades sociales. Como contraste al modelo americano y al de las grandes urbes, nuestra cultura más mediterránea-no sabemos si por mucho tiempo más- ha venido demostrando la relevancia que supone en el ámbito familiar la figura de los abuelos y su aporte de estabilidad emocional a los más pequeños de la casa. A su longevo pasado, se le una la menor necesidad de fármacos por el júbilo que produce en ellos los nietos.

Pero si la sociedad actual –tan avanzada como tecnológica– es incapaz de facilitarla vida a sus mayores dentro de su ambiente familiar como ha solido ocurrir hasta no hace mucho, al menos debe ser consciente del compromiso adquirido de asegurar y humanizar los espacios en los que se les atienda. No hay mejor inversión de los recursos públicos de una colectividad agradecida con estas personas: mujeres y hombres que siempre lo dieron todo por los suyos. Se trata de conseguir lugares en los que ellos vayan a vivir, no a morir sin la dignidad que merecen por haber contribuido tanto a la sociedad que hoy disfrutamos. Ese es otro de los retos que tenemos: aportarles inclusión y sentido de pertenencia.

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