Pues resulta que al decir de la sociología anda uno inmerso en la generación “Baby Boom”. No deja de ser curioso el término pues cada vez goza de mayor protagonismo esto de segmentar a la población, especialmente si media un interés mercantilista al tipificar hábitos de consumo amén de controlar comportamientos sociales. Los “baby boomers” españoles somos hijos de la explosión demográfica de la posguerra, nacimos en plena dictadura y crecimos de la mano de aquella primitiva televisión monocanal que además mostraba en su publicidad muchos productos que parecían inalcanzables para la incipiente clase media.
Vinimos al mundo detrás de la llamada “generación silenciosa” de nuestros padres y ya, por nombrarlas todas, somos antecesores de la “generación X” y los “Millenials” también llamados “generación Y”. Nos sorprenderán, aún más, los hiperconectados “iGen” amén de la saga de la nueva generación “Alfa” que tanto darán que hablar. Cada una con sus peculiaridades y la intrínseca percepción de que los hábitos de los demás carecen de cordura. Tal está el mundo según lo están clasificando.
Así pues, al igual que otros catorce millones de españoles que entraron o van a entrar en su proceso de controvertida jubilación a tenor de unas cuentas que no salen, soy un “baby boomer”. Ahí andan los agentes sociales de conversaciones con un ministerio que tanto dice como se desdice en lo referente a años de cotización y porcentajes.
Mientras tanto recuerdo cómo cada tercer domingo de octubre, mis compañeros de clase salíamos a pedir algunas monedas por las calles de Antequera. Portábamos unas peculiares huchas de barro con forma de cabeza humana y parando a todo caminante interpelándole para que colaborara con las misiones en África o Asia. A la memoria del “écheme usted algo para los chinitos” se le ha cosido esta semana la palabra “maglev”. Magnetic Levitation, o lo que es lo mismo, un tren creado por la industria china que evita el rozamiento al flotar sobre las vías y capaz de viajar a 600 kilómetros a la hora. Un vehículo que en breve está llamado a sustituir muchos de los vuelos para conectar las grandes ciudades de aquel país.
En esto de superarse, la controvertida China en sus contrastes y proverbios, parece hacer bueno aquel que dice: Sé como la flor de loto: florece hasta en las aguas sucias.