El sábado 26 de junio se hizo oficial el anuncio de su marcha de Antequera por falta de vocaciones y este domingo 5 de septiembre, realizaron el último repique de campanas para congregar a los fieles a celebrar la Eucaristía.
Desde el lunes, fueron ultimando su salida, quedando abierta la reja para que los devotos puedan rezar al Señor del Perdón y a la espera que una nueva congregación religiosa que ocupe su convento para intentar seguir atendiendo a las necesidades de la población.
La última comunidad ha estado formada por los frailes Juan Jesús, Miguel y José Manuel que se trasladan a Córdoba, lugar donde está el antequerano Francisco Francisco Martínez Melero. Y Laureano se ha dirigido a Sanlúcar de Barrameda. Juan Jesús y Laureno han sido los dos últimos en permanecer aquí: el primero atendiendo hasta último momento a las comunidades religiosas y al templo propio; y el segundo al frente de la Parroquia del Salvador.
El Sol de Antequera transmitió en directo la misa de 13 horas del domingo, como homenaje y recuerdo de su última celebración eucarística que quedará para los recuerdos de la ciudad.
La comunidad cederá el convento de clausura y la iglesia a la nueva congregación que tiene intención de implantarse en la Diócesis, pendiente que el Obispado formalice con ellos su llegada. Mientras, la reja de acceso al atrio seguirá abierta para que los devotos puedan rezar al Señor del Perdón en su capilla. Proyecto Humano (que tiene dependencias en el antiguo colegio seráfico) se encargará de su apertura y del uso del patio anexo para sus fines.
En el interior de la iglesia, se mantienen todas las imágenes, así como se ha colocado la Virgen del Pilar en la Capilla de la derecha y han dispuesto ocho cuadros en las paredes sobre la vida de San Francisco de Asís. Han dejado además una imagen de San Francisco de Asís en la entrada de la capilla de los mártires “para que bendiga a quienes vuelvan a abrir este convento”, expresaba el sacerdote Juan Jesús Linares.
Las campanas muestran la salida capuchina
A las 12,30 y 19,30 horas sonaron como cada vez que se prepara una Eucaristía en un domingo en horario de verano, con sus avisos a las 12,45 y 19,45 y repique final a las 13 y 20 horas. Ya el lunes 6 no volvieron a llamar a los vecinos, ultimando el traslado a los nuevos conventos y dejar todo listo para los que estén por venir.
Se pone un punto y final esta vez a una presencia que empezó en 1613 cuando empezaron en Antequera en el antiguo Convento de la Virgen de la Cabeza cerca de San Juan. Más tarde, entre 1656 y 1658 levantaron la nueva iglesia en el barrio que se conoce por Capuchinos.
La Desamortización de Mendizábal les obligó a salir en el siglo XIX desde los años 30 hasta 1887 cuando regresaron de nuevo. La segunda salida fue en 1936, donde padecieron martirio siete beatos mártires capuchinos a los pies del monumento de la Inmaculada, cuyos restos se veneran en el templo, así como varias imágenes religiosas fueron quemadas, entre ellas el primitivo Señor del Perdón de Miguel María de Carvajal.
Despedida en intimidad
Al término de la homilía de la misa de 13 horas del domingo 5, el sacerdote Juan Jesús Linares expuso: “Los hermanos Capuchinos vamos a celebrar nuestra última Eucaristía aquí. Queremos mucho a Antequera, todos los capuchinos andaluces han pasado por aquí. Creemos que Dios no nos va a abandonar. No creemos que seamos imprescindibles porque el único que lo es, es Dios y Dios nos olvida de sus hijos”.
“Nos queda un recuerdo muy agradecido a todos los hermanos de Antequera, nos habéis presentado muchas muestras de adhesión y de cariño”. Agradeció al arcipreste Antonio Fernández su intención de hacer una misa de acción de gracias, pero dada la situación de pandemia, consideraron que no era adecuada.
“El Señor os bendiga a vosotros y a vuestras familia y a todos los hermanos de Antequera que no estén siguiendo”. En las próximas semanas, realizaremos varios reportajes de la historia y el legado que dejan estos religiosos en nuestra ciudad tras más de cuatro siglos de presencia.