No se puede estar detrás de cada hojita que el otoño tumba hasta alfombrar el suelo. Menos, de las envolturas de las chuches, que algunos niños acompañados de mayores, dejan caer en cualquier lugar, es decir, por donde quiera que van pasando, tampoco las cajetillas de tabaco que jóvenes, muy jóvenes, fumando casi en la clandestinidad, dejan olvidadas por las prisas, ni cristales vacios o latas a medio consumir, que el atropello juvenil deja a conciencia para demostrar su rebeldía.
Pero hay que reconocer que acercarnos a una papelera, que en esta ciudad las hay instaladas por todos sitios, es un acto mecánico que casi todos los ciudadanos cumple. Antequera es una ciudad limpia, si se compara con la mayor de nuestra Comunidad, Sevilla, que hace dos semanas, la pateé, coche de caballos incluido, está bien cuidada y ofrece, tanto a los que vivimos en ella, como a quienes nos visitan una imagen de ciudad media muy atractiva.
También es cierto que haciendo un pequeño recorrido, no es raro tropezar con algún excremento animal, donde se ha hecho un intento de recogida pero la huella la ha dejado bien visible, algunos, olvidadizos por completo. En estos casos es la ciudadanía la que tiene que responder y ahí es donde entran las peticiones para exigir responsabilidad al dueño de la mascota. Pero no es cierto, en modo alguno, que el equipo de gobierno actúe con improvisación y parcheo, no hay niveles inaceptables de suciedad como he leído en la prensa local. Afirmo que hay niveles más que aceptables de limpieza.
Que las mascotas están alcanzando números casi insospechables hace pocos años es una realidad. La vamos a ver en tiendas, almacenes, restaurantes, compartiendo, casi en igualdad de condiciones, nuestro ocio. Los que no somos afines a tener el perrito en casa, nos tenemos que aguantar, ya sabemos que la fuerza la hacen los números, pero lo que no tendríamos que aguantar es ver nuestras calles sucias por falta de responsabilidad en los dueños de los animales. Por suerte, la mayoría, limpian los restos y educan a su mascota.