Se considera comunista y desea que los españoles tengan la oportunidad de decidir si seguir con una monarquía o una república que con la solución federal considera que solucionaría el problema de Cataluña y de las autonomías que tiene España.
Es uno de los históricos de la izquierda en la ciudad y forma parte de la generación de políticos que el grupo de Izquierda Unida tuvo en Antequera con un alto porcentaje de votos y concejales. Tras una vida en la docencia, ahora escribe en su blog y recuerda la importancia del 4 de diciembre de 1977. Reconoce la crispación política actual y destaca el 15M como un movimiento que hizo despertar a los grupos políticos del país.
El 4 de diciembre tiene dos grandes efemérides en Antequera: la del año 1977 con la concentración andaluza y el de 1978 con el Pacto de Antequera. Es el inicio de nuestra entrevista con Antonio García Peláez: “El 4 de diciembre del 78 fue la consecuencia del 4 de diciembre del año anterior. No teníamos Constitución; se hablaba de unos problemas graves que teníamos que resolver en España: cómo organizar el territorio. Y en Andalucía no llegamos a culminar el estatuto de autonomía que se empezó a hacer, porque la guerra cortó esa posibilidad, sin embargo había un sentimiento de que era algo propio y distinto a otras autonomías. Teníamos incluso más que otras de las consideradas históricas, con una diferencia fundamental: que mientras que Cataluña, País Vasco y Galicia fundamentalmente buscaban su identidad como nación dentro del estado español, los andaluces pensábamos que la autonomía era una herramienta. Una herramienta porque en aquella época, y todavía seguimos, la diferencia que había entre la vida en Andalucía y el resto de España, era evidentemente mucho peor: más paro, la economía mucho más precaria, una situación que realmente había que superar”.
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1977: Unidos bajo una misma bandera
¿Cómo fue lo de 1977? “Recuerdo que en Antequera se constituyó lo que llamamos el Comité Cívico, del que yo fui miembro, donde estaban representantes de los partidos y sindicatos que existían. Nos reuníamos en la sede de la UGT que estaba entonces en el Callejón de Urbina, donde llegamos a acuerdos compartidos. Se pretendía que los antequeranos, independientemente del partido que tuvieran, salieran a la calle. No había banderas de ningún partido y la fotografía de la bandera que se ve en el periódico era la blanca y verde con lemas alusivos a la autonomía de Andalucía. Esto fue un hecho de fiesta. Lamentablemente en Málaga acabó de forma trágica con la muerte de García Caparrós. En Antequera no creo recordar que haya habido una más numerosa que aquella manifestación, señal de que era un sentir realmente popular”.
Nos ha llamado la atención lo de “todos juntos con la misma bandera”. Hoy eso es muy complejo, porque lo de la bandera… “La guerra de la bandera en España es recurrente en la historia. Siempre en la historia ha habido guerra de banderas, en la que las personas han intentado identificarse con una parte del territorio español, o con el territorio español al completo, como algo propio. La bandera andaluza, que aún estaba por concretar, pero ya venía de la asamblea de Ronda, no era propiedad de nadie, ni siquiera un símbolo de nacionalismo. Era la bandera en la que los andaluces nos sentíamos reflejados, y nadie podía alardear de que era su bandera”.
El 4 de Diciembre y el 28 de Febrero
¿Qué diferencia hay entre el 4 de Diciembre y el 28 de Febrero? “Fueron momentos realmente importantes y también un acontecimiento es consecuencia del anterior. Si el 4 de diciembre, tanto en el 77 como el siguiente año aquí en Antequera, se planteaba la importancia de que Andalucía tuviera autonomía; el día 28 de febrero lo que teníamos era la urgencia. Ya sí había Constitución. Creo recordar que el Gobierno planteaba dos opciones: una era que las comunidades históricas mantuvieran lo que habían tenido siempre, aunque no llegara a tener su autonomía, y otra era la vía que el resto de las comunidades irían como regiones con ciertos derechos. Sin embargo en Andalucía pensamos que no, que Andalucía era una comunidad histórica en el sentido en que históricamente habíamos reclamado nuestro derecho a autonomía y además teníamos muy claro lo que queríamos como autonomía. Por lo tanto el 28 de febrero fue la constatación de que queríamos una concreta, la vía del 151, que es la que al final se impuso”.
Todo dentro de la Constitución Española. ¿Qué recuerda del consenso y de cómo se consigue? “Lo que llamamos la Transición fue un periodo realmente complicado en la historia de España. Unos lo plantean como una época idílica en la que todo iba bien; otros plantean que todo iba mal; realmente tuvo luces y sombras. Ahora estamos viendo más sombras de las que había esos años porque aquello no fue tan idílico, pero el resultado fue interesante. Fue pasar de una dictadura que llevaba 40 años en el país a pasar a una Democracia, además avanzada. Suponía el que se renunciaba a muchas cosas por un bien que entendíamos que era mayor, que era el tener democracia en España. Igual que en Andalucía y en Antequera teníamos mucha ilusión con el tema de la autonomía, la Constitución fue una cosa muy muy deseada”.
¿Sigue vigente esa constitución para la España de hoy o habría que reformarla? “Las constituciones no son como los mandamientos de Moisés, no están hechas en piedra sino que además tienen previsto la posibilidad de que haya que adaptarlas. Se elaboró en un momento determinado y ahora estamos en otra época. Y en este momento hay cosas que ya no sirven. De hecho, se ha cambiado, pero se ha hecho de forma un poco bastante poco publicitada, pero ha ido cambiando, y hay temas que hay que revisar. Un tema fundamental que siguen sin estar resuelto es el tema de la autonomía. Está Cataluña, algo del País Vasco, y el debate de la financiación ligado a la autonomía,y realmente es un tema que había que revisar. Mi propuesta, y del partido en el que yo estoy, es que España debía de ir hacia un estado federal, como está Alemania, como está una gran parte de los países europeos, porque eso permitiría evitar mucho los roces de la historia que tenemos. Y tenemos también, que se obviaron en el año 78, como es la tema de la forma del Estado. A cambio de que se legalizara el partido comunista, en esa época Santiago Carrillo renunció a que se exigiera un referéndum previo. Ahora quizá habría que revisar porque la mayoría de los españoles no habían votado, pero porque no habían nacido, y habría que darles la oportunidad de que se manifiesten en un tema tan capital como el de la República”.
¿Se llegaría a un consenso en el año 2021? “Tal y como se ve el patio ahora mismo, se ve complicado. Porque que haya debate político es bueno y necesario porque la vida funciona a base de que tu opinión se contraste con la de otros y de ahí sale una conclusión que es la que tiene que seguir para que esto avance. Pero hemos llegado a unos niveles en los que más que debate lo que hay son unos enfrentamientos por todo, y cualquier cosa es motivo de una agria disputa. Las redes sociales han sido el medio, pero el problema no han sido las redes sociales sino el uso que han hecho porque hemos llegado a una cierta acritud en el tratamiento político”.
¿Hay más libertad en el año 2021 que cuando empezó la Constitución Española? “La verdad es que no está tan claro el tema. Cuando se aprueba la Constitución veníamos de una época en la que estaba todo prohibido y por tanto había un ansia de libertad, que además se tomó. La libertad no te la dan, la libertad se toma, no es un tema concedido. Sin embargo, en estos años de Democracia, se han ido potenciando ciertos autoritarismos, aquello de estar políticamente correcto se ha convertido en una censura, y estamos teniendo más inconvenientes quizá que los que yo recuerdo”.
¿El 15M fue una llamada de atención? “Fue un aldabonazo en el que hizo ver a los partidos políticos que una de dos: o se abrían o estábamos condenados a ir desapareciendo. Y ha funcionado. Yo creo que a partir de ese momento los partidos han cambiado, por ejemplo con las primarias, creo que hay más transparencia de la que había antes”.
¿Cómo está hoy el panoramma político?. “Evidentemente la izquierda no es la socialdemocracia sino un poco a la izquierda de lo que a nivel europeo se considera socialdemocracia. El centro tendría que estar ocupado por Ciudadanos, pero han renunciado a su papel, se han escorado a la derecha, que es un error y ya veremos si en las siguientes elecciones lo pagan o no. Luego está una novedad, que yo creo que es preocupante: después de tantos años de Democracia un partido de extrema derecha como es VOX aparece en las instituciones, y eso no es bueno porque además es un partido que está muy escorado hacia el pasado más remoto que por suerte lo superamos y hay quien parece que o no se enteró cómo fue aquello”.
¿Cómo ve a España dentro de 40-50 años? “Como cualquier persona de izquierda el futuro lo vemos de forma optimista, porque yo confío mucho tanto en las personas como en los ciudadanos en su acción política y yo, a pesar de que la historia no es un lineal sino que tiene sus altibajos, yo creo que a nivel global dentro de un tiempo, España y el mundo entero, yo espero que esté mejor. No digo que no hay problemas gordísimos, como el tema medioambiental… pero yo estoy convencido de que seremos capaces de superarlos y que ojalá mis nietos vean un mundo mejor que el que yo he vivido”.
