La iglesia de San Francisco acogió el sábado 8 de enero la festividad del Nazareno de la Sangre con una misa a las 13 horas que presidió el Nazareno delante del camarín del Altar Mayor y celebró el párroco Francisco de Paula Baquero.
La imagen crística se elevó y se colocó delante del camarín, ante un damasco, en una decoración sencilla con telas burdeos en determinados elementos del retablo mayor y las imágenes de un Niño Jesús Pasionario con la cruz a cuestas y un Niño Jesús Triunfante, flanqueando al Señor, entre faroles de mano antequeranos. El Nazareno iba con la cruz de salida y estrenaba un broche en forma de corazón, realizado por Juan Jesús González Hidalgo, basado en una flor de lis, símbolo de la luz divina rodeado de una corona de espinas y los tres clavos de Cristo.
La Virgen se trasladó provisionalmente a los pies de la Capilla de la Sangre, dando una imagen única y cercana de los devotos que se acercaban a rezarle en bancos dispuestos antes de los escalones.
El coro del Grupo Joven de la Cofradía amenizó varios pasajes de la misa. El sacerdote se refirió en su homilía al Dulce Nombre de Jesús en las primeras celebraciones del año y en la figura del Señor en el templo y el fin de la Navidad con la celebración del Bautismo del Señor ese fin de semana,
Al final, hubo presentación de niños al Nazareno de la Sangre, acompañados de padres, padrinos y hermanos, siendo este año: Marina González Fernández, Cayetano Montenegro Duarte, Arturo Blancat Alcalá y Fernando de Antequera Guerrero Sánchez. Se les entregó un medallero de cuna a cada niño.
