El tiempo es tan cruel con nuestra memoria que al fallecer una persona, sus recuerdos se van disipando con el paso de los días. Hoy, al dejarnos alguien, nos acordamos evidentemente en su pérdida, pero van pasando las semanas, los meses, los años… y se olvidan sus recuerdos. Para cada persona, su ser querido es lo más grande que le puede pasar en la vida. Y para una ciudad, también deben de ser recordados como parte del entorno en el que vivimos.
Escribimos desde el corazón, tras dedicarle la ciudad este martes 1 de marzo, una avenida al “periodista Ángel Guerrero”. Para quienes nos lean en el futuro, para quienes no lo conocieran y sobre todo para sus nietos que no tuvieron la suerte de estar más años con él, le dejamos algunos pensamientos. Él, como cada profesión vocacional, sentía la necesidad de informar, de contar lo que pasaba en su tierra, Antequera, y de compartir sus hechos más destacados y lo que antequeranos, fuera de su tierra, realizaban y conseguían ampliar el nombre de Antequera.
Así, durante más de 50 años, escribió y puso voz al día a día de las noticias de Antequera. Un ejemplo, el jueves en la tractorada, un agricultor de Mollina nos paraba y nos preguntábamos si éramos hijo de Ángel Guerrero. ¡La radio, la añorada radio de Antequera! Lo local, como ejemplo del interés general de los ciudadadanos.
Por otro lado, en los últimos cien años, hay tres personajes que nos han dejado escrita la crónica de la ciudad en estas páginas: José María Fernández, José Muñoz Burgos y Ángel Guerrero Fernández. Gracias a su labor, no se perderán detalles, acontecimientos y personajes de nuestra tierra. Nos vienen a la mente Cristóbal Toral, Kiti Mánver, Antonio Alcaide, Miguel Hinojosa, Rosa Miranda, Ángel Sanzo, Antonio Montiel, Teresa Martín, Paradas Romero, Pepe toro, Manolo Porras, Narbona, Fernando Argüelles o Calatayud… Seguiríamos, pero se harían interminables los nombres. En actos, por citar uno, el Pacto de Antequera. Fue uno de los dos periodistas que estuvo en él y gracias a sus escritos, se conoce lo que pasó al detalle en esos días. Una labor vocacional sin horas. Su familia sabe lo que es vivir con un periodista, que es un servicio público las 24 horas, sin días de fiesta, celebraciones personales o días de descanso.
El periodista-cronista, un gremio que junto al resto de los que hay en la ciudad, deben ser tenidos en cuenta. Entre su gran legado, recuerdo esa ruta por la ciudad donde dejaba constancia de las casas donde nacieron personajes de la tierra, lugares de hechos históricos, dignos de recordar en nuestro callejero para que el futuro no olvide a todos y todo lo sucedido en nuestras calles y plazas.
Para finalizar, gracias al Ayuntamiento, a su alcalde, a toda la Corporación Municipal, a los colectivos, familiares, amigos y compañeros de profesión que no dudaron en respaldar esta petición cinco años después de su pérdida. Como decía mi hermano Ángel, una persona orgullosa de su nombre, Ángel, “mensajero” en griego.
Ahí queda la avenida de un periodista que amó a su tierra, su vocación y su familia. A mis hijos y sobrinos, a los niños del futuro… cuando vayáis por esa calle, sentir la magia de la historia de los últimos tiempos de la ciudad que sigue presente con cada palabras, fotografía y voz que dejó en su legado pasional. #TPQ
