Entendemos como suicidio el acto por el que una persona se provoca la muerte de forma intencionada. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2020 se produjeron 3.941 fallecimientos por suicidio en nuestro país, es decir, 11 personas al día. Es por esto que, actualmente se habla del suicidio como “pandemia silenciosa”, ya que se ha convertido en la primera causa de muerte externa en nuestro país, produciéndose tres veces más fallecimientos por suicidio que por accidentes de tráfico, trece veces más que por homicidios. En Andalucía, concretamente Antequera, se convierte en una excepción muy negativa de la tasa de suicidios española (7,7 por cada 100.000 habitantes), ya que, en nuestro municipio, se triplica la tasa de suicidios, junto a otros municipios andaluces de Sevilla y Jaén.
Normalmente, el suicidio se produce en el contexto de una fase de depresión mayor, en la que la persona que la padece, se siente fracasada, inútil, infeliz, y, por lo tanto, piensa que su vida carece de sentido; queriendo solventar su sufrimiento desapareciendo. En este estado, las personas tienen una visión negativa de las cosas que les rodean, pero está influenciada por un trastorno de salud mental, produciendo un efecto túnel en el que solo nos fijamos en lo negativo de la vida; sin embargo, con ayuda y tratamiento, en unas semanas podrán volver a recuperar la objetividad de su visión.
Ahora bien, el suicidio es un problema real que afecta a numerosas personas, sin embargo, no se habla mucho de él; siempre se ha pensado que hablar de este tema produciría un “efecto llamada”, convirtiéndose en un tema tabú tanto en la sociedad, como en los medios de comunicación. Lejos de esto, hoy sabemos que el silencio es el peor enemigo del suicidio, ya que se trata de un problema prevenible y hablar de ello, permitirá dar voz a quien más lo necesite, dar a conocer que no están solos, que existen alternativas y recursos y, en definitiva, que puede solucionarse.