La espondilitis anquilosante se produce cuando la artritis con el paso del tiempo se vuelve crónica. En la actualidad se desconoce la causa que produce la espondilitis anquilosante, empiezan a existir evidencias científicas de que algunos genes están directamente implicados en esta dolencia.
La espondilitis anquilosante suele afectar a la parte baja de la columna vertebral, normalmente se produce una hinchazón y una inflamación que con el paso del tiempo puede provocar que las vértebras afectadas se acaben uniendo y soldando. Los síntomas que presenta la espondilitis anquilosante al principio son muy inespecíficos, suele aparecer un dolor de espalda intermitente que habitualmente se localiza en la parte baja de la misma.
Luego va apareciendo una rigidez que poco a poco hace que la columna se vuelva menos flexible. Con el tiempo se va afectando la pelvis y se ira observando que la persona tiende a tener una posición jorobada hacia adelante. No debemos de olvidar que esta patología puede afectar a otras partes del cuerpo, como por ejemplo las rodillas, los tobillos y los hombros. Curiosamente los ojos pueden presentar un cierto enrojecimiento.
En ocasiones la espondilitis anquilosante puede presentarse en pacientes que ya tienen otras enfermedades autoinmunes, como son la Enfermedad de Crohn y la psoriasis. El diagnóstico lo establece el médico traumatólogo utilizando pruebas como radiografías, RMN y análisis de sangre. Lógicamente el tratamiento incluye medicamentos antiinflamatorios para reducir el dolor y la inflamación, en dicho tratamiento también juega un papel fundamental la fisioterapia. Este tratamiento actúa sobre los síntomas porque todavía hoy en día la espondilitis anquilosante no se cura, incluso en algunos casos puede ser necesaria la cirugía, pero no es lo usual. Hoy para terminar quiero agradecer el apoyo familiar que recibo, es fundamental para mantener mis compromisos tanto personales como profesionales.