Guardadas en cajas inmensas, enrolladas en extraordinarios cilindros que acumulan años de experiencia y pisadas famosas, mimadas por aspiradoras de última generación, diseños vanguardistas con motor a control remoto. Las alfombras rojas de todos los festivales de cine, coleccionan huellas de un año para otro, recuerdan la talla de calzado, de los actores, productores, directoras y especialmente la marca pequeña pero firme de los tacones de aguja de las actrices que desfilan año tras año sobre ellas, incluso cuando las de Julia Robert, la de sus pies descalzos.
Ellos y ellas, necesitan sentirse vivos y vivas. Sacrificios de cirugías, tiempo extraordinario en gimnasios y salones de belleza, inyecciones de botox, hilos tensores de oro y platino, mesoterapia, peeling quÍmico, en fin todo un vocabulario especializado en este recorrido para sentir sobre la piel, la exposición a los medios, que por cierto es parte de su razón de ser de todo este tinglado. Estilistas, peluqueros, maquilladores, espejos, espejitos mágicos, lacas y tintes, cepillos, brochas…
En esta edición de Cannes vestidos montables y desmontables sin necesidad de aguja e hilo, la magia de lo ves y no lo ves, la llevan a cabo modelos acompañantes que deberían de ensayar más su cometido, puesto que la puesta en escena, el ser más llamativo o llamativa que el anterior, vale su peso en oro en estas alfombras. El adquirir una posición envidiable mediante diferentes y exclusivos looks en el papel couché que es tremendamente versátil, es la aspiración máxima de unos y otros. Más de 4500 periodistas acreditados. Atraer la máxima atención sobre la ciudad, sobre, los actores y actrices sobre la industria cinematográfica
Había ganas de festivales de cine de Cannes, de expandir vestidos de tul y lentejuelas por estas alfombras que permanecen en la memoria, hasta en blanco y negro, sobre las veinticuatro “marchas de gloria” sobre La Promenade de La Croisette.
Cuando todo termine las alfombras rojas serán cepilladas, guardadas, enrolladas de nuevo. Con sabor agridulce dormirán sus recuerdos hasta el próximo certamen soñando con que alguna vez les otorguen a ellas La Palma de Oro.