Francisco Jiménez, de Electrónica Francis, tenía 25 años cuando empezó en el sector de la electrónica. Corría 1989 y tras pasar por todas las empresas de electrónica de Antequera, decidió montar su propio negocio. Ahora, a medio camino de su trayectoria profesional hace balance.
Cuando le preguntamos por sus inicios nos responde: “Comencé aprendiendo con todos los profesionales que había en Antequera, he pasado por todos. Antes a la gente le gustaba enseñar, ahora cuesta encontrar gente que comparta lo que sabe.”
Todo lo que aprendió queda muy atrás en el tiempo por eso es importante la formación: “Antes solo había arreglos de lámparas. Ahora es todo circuitos integrados. Ha cambiado el 100 por 100. Al año me hago dos cursos. Eso es así o te vas para atrás. Hay cursos que se están dando ahora sobre cosas que hasta 2030 no estarán en el día a día de las casas, pero hay que aprenderlo y yo no me quedo atrás.”
Reconoce que a él le gusta aprender y también enseñar: “Siempre tengo algún aprendiz, cada año. Se llevan mucha experiencia al venirse conmigo y acaban contratados”.
Pasado, presente y futuro
Tres cosas importantes tiene en su mente diariamente: las enseñanzas de su padre, que le acompañó hasta su fallecimiento, la compañía de su mujer en su negocio, y su deseo de jubilarse y pasar esos años en la playa. Sobre su padre nos dice: “Mi padre me hacía mucha compañía, me lo llevaba a todos lados, ahora voy solo”. Su mujer, Mari Carmen, es el aire que respira: tras 33 años casados no se acostumbra a no verla durante el día: “Se ha quedado conmigo, echándome una mano. Te adaptas a trabajar juntos”.
Aunque para jubilarse le quedan 14 años, ya piensa en el momento en el que llegue. Mientras tanto, espera el día de su jubilación haciendo lo que mejor sabe hacer y sabiendo que sus clientes están contentos: “Les doy servicio y garantía de lo que se hace. Es lo bueno que ofrezco y por eso me llaman”.
