El verano está perfilando la plantilla del Iberoquinoa Antequera que empieza a formar un nuevo proyecto, con Juan Antonio Vázquez ‘Chispi’ como entrenador, que ya sabe su primer rival: el Trops de Quino Soler.
Nuevo proyecto, regreso a la Plata. ¿De dónde nace ese deseo de ser entrenador de ‘Chispi’?: “Sobre todo desde que llegué a Asobal aquí en Antequera, a raíz de pasar por unos equipos y por otros entrenadores, se va creando ese aura a mi alrededor que todos mis compañeros ven que puedo tener cuando me retire un futuro como entrenador. Estudié Educación Física, me he preparado y es verdad que siempre he estado, mientras jugaba, pendiente de lo que hacíamos, de que todo saliese bien. Creo que sobretodo desde que llego a Puente Genil, que hay una corriente muy orientada a que todo el mundo me dice que voy a ser entrenador, lo tengo muy claro”.
¿Desde cuándo tiene el título? “Hace ya dos años que hice el curso de entrenador, se ha ido retrasando por mis ocupaciones en verano, y cuando llego aquí pues tengo claro que cuando me retire, me voy a retirar aquí, alguna opción iba a buscar, siempre algo cercano en Antequera”.
¿Qué hace falta para sacarse el título de entrenador? “Hay tres niveles de curso de entrenadores. Te puedes sacar el 1, el 2 y el 3. Y luego los que hemos jugado 8 años en Asobal podemos acceder directamente al nivel 3. Como yo ya había jugado esos años, solamente tuve que hacer el nivel 3, que son dos veranos. Aproveché el año de la pandemia, que hubo una gran parte ‘online’ y ya estos dos últimos años entrené a equipos de la base y con la selección de balonmano playa desde el año pasado”.
¿Y qué se aprende en ese curso para ser entrenador? “Ayuda a estructurar un poco lo que tiene uno en la cabeza. Yo he aprendido mucho más en mi día a día con diferentes entrenadores que lo que se pueda aprender en un curso de seis semanas. Pero sí es verdad que te ayuda a organizarte un poco y a saber plasmar todo lo que tienes en la cabeza en documentos. Es verdad que yo por mis titulaciones académicas me dedico también a eso y creo que es un mero formalismo para los que llevamos jugando 10, 12 años”.
¿Y qué entrenadores le han marcado? “Yo lo tengo claro. Siempre voy a nombrar a Fernando Castelló, que si no fuese por él no hubiese venido todo lo que vino después”. ¿Qué le aportó? “La capacidad de sufrimiento. Fernando era un tío difícil en el día a día, pero el ser capaz de aguantarlo y la transmisión de valores que debe tener un deportista”.
¿Después de él? “Con el que yo aprendía a jugar al balonmano, aunque parezca un poco extraño, es Carlos Ortega. Yo jugaba un poco a salto de mata, un poco a tirar de mis capacidades físicas, pero Carlos me enseñó: “Ven aquí porque aquí queremos esto, no pases de aquí, atacamos así, contra esto queremos hacer esto, cuando nos hagan esto nosotros hacemos lo siguiente…” Todo lo que tenía en la cabeza lo puso en orden y dijo: “Ahora vas a saber utilizar mejor tus recursos”. Y encantado de haber estado aquí con él y de haber aprendido”.
¿Alguien más?: “Por último los tres años con Lorenzo, con quien he aprendido mucho más de lo que él piensa, porque es una maravillosa persona. Luego obviamente estamos muy en desacuerdo en planteamientos tácticos o técnicos de balonmano pero en cómo gestionar o en cómo hacer que el jugador se sienta importante. Creo que él es un maestro y hay que estar agradecido por los once años que ha estado de entrenador”.
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De jugador a entrenador
¿Qué clave da su experiencia como jugador para ser entrenador? “Cada grupo es un mundo, yo tengo mi forma de entenderlo, creo que sí que hay que tener mucha comunicación con los jugadores, sobre todo exigirles. Yo siempre digo la misma frase: “A mi familia la quiero mucho, pero también le exijo”. Y creo que tienes que ser capaz de crear ese vínculo. “Aquí me tienes para lo que necesites, pero también cuando yo te exija, vas a estar”. Y ese flujo de confianza hacia él después te va a permitir exigirle tener una relación a poder ser dentro de lo profesional lo más personal posible”.
¿Con Quino Soler también coincidió en el título de entrenador? “Quino se lo sacó un par de generaciones antes que yo, también he estado con él y obviamente también tenemos muchas coincidencias, probablemente muchas más en nuestra idea de balonmano que con Lorenzo, pero en cuanto a estilo de gestionar el grupo creo que también son muy diferentes el uno del otro”.
Os vais a encontrar en Plata, dos viejos compañeros. Año de reencuentros. “Todavía me cuesta mucho llamarme entrenador y equipararme a gente que tiene una amplia trayectoria como Quino, pero efectivamente desde el 1 de agosto en ese sentido seremos iguales. Y por supuesto que creo que el derbi contra Málaga se va a vivir con una expectativas muy grandes y seguro que los dos vamos a pelear por estar en el grupo de arriba”.
¿Qué ventaja tiene ser jugador antes que entrenador? Y en este caso entrenar al equipo en el que ha sido jugador hasta la pasada campaña. “Yo veo dos ventajas muy claras. Una es que cuando veas la cara que van a poner algunos jugadores, ya sabes lo que les pasa, el estar jugando y ver ciertas manías, ciertos gestos, ciertas expresiones, ya sabes lo que le está pasando por la cabeza. Primero porque has sido su compañero y por que has sido jugador. El saber lo que le está pasando al jugador por la cabeza creo que es muy importante a la hora de tomar decisiones en el partido. Y la segunda, no es lo mismo para un entrenador de base que no ha tratado con deportistas semi-profesionales o de alto rendimiento cuando entra a un vestuario que cuando entra alguien que ha estado jugando en la élite. A los jugadores les pesa”.
¿Y qué desventajas haber sido compañero de vestuario? “Claro, la primera es que haya ciertos jugadores que no sean capaces de marcar distancias, que ahora irremediablemente hay que trazar. Y luego la segunda, que obviamente seguro, y ya lo digo en público, que voy a cometer errores, que voy a intentar solucionarlo lo más rápidamente posible, pero al final no dejo de ser un novato”.
¿Qué le gustaría en el nuevo estilo de juego del equipo? “Lo primero que dije es que había que rejuvenecer al equipo y eso va a influir en poder jugar a un mayor nivel de velocidad. Obviamente con el equipo que teníamos era muy difícil jugar rápido. Rafa te obligaba a cambiar ataque-defensa, entonces la idea es intentar jugar mucho más rápido, aprovechar las transiciones, defender un poquito más agresivo y más arriba para provocar más errores e intentar meter más errores de contraataque, y eso irremediablemente va a ir ligado a marcadores más altos. Que eso no quiere decir que no seamos buenos defensivamente, pero si al final tienes más posesiones, tienes más posibilidades de meter gol”.
“Aprovechar la segunda y tercera oleada, incluso la primera, para intentar meter más goles fáciles. Estos años atrás hemos estado moviéndonos en 24-25 goles, si metemos cuatro o cinco goles más, ya estás en 30, y eso obligas al otro equipo a que meta más de 30 goles para ganarte”.
En defensa, ¿qué vamos a ver distinto? “Nosotros en principios vamos a defender 6-0, pero me gustaría tener a gente que pueda defender 5-1 y también un poquito diferente a lo que se ha estado haciendo hasta ahora, más profundidad sobre todo en los segundos, cuando no hay pivote, quiero que los terceros también salgan… y es un poco llevar la iniciativa sobre el ataque y meterle en pequeñas trampas para recuperar el balón”.
¿Le vamos a ver la táctica y la pizarra en los tiempos muertos, los descansos…? “Eso ya lo hacíamos este año y entiendo que todos los entrenadores lo hacen. Sí que hay que sacar un poquito más de jugo al contenido táctico que te ofrecen los jugadores. Vamos a tener una plantilla relativamente amplia y creo que en cada momento podemos sacar más rendimiento de un jugador o de otro”.
Recuperar la afición
El esperado mejor fichaje: la grada. Conseguir más público. De 500 a 800 personas animando. “Yo cuento que a partir de eso, 500-800 tiremos para arriba. Yo solo les digo que efectivamente este año ha sido un año decepcionante para todos, pero los cambios siempre son ilusionantes. Viene una gente nueva, vienen jugadores nuevos, se va a intentar mantener una parte muy amplia del grupo, y esto no tiene mucho sentido si no tenemos una masa social para lo que trabajamos. Cuando uno llega a un grupo donde se han perdido muchos partidos es relativamente fácil ilusionarse porque ganando un par de partidos ya vas a estar en una dinámica mejor. Pero vuelvo a decir que es imprescindible que ellos vengan, que consigamos crear ese vínculo entre equipo y afición, y a partir de ahí creciendo porque necesitamos esa masa social”.
¿Mantiene lo que dijo en la presentación, nada de presión de tener que subir en el primer año? “De mi boca no va a salir la palabra ascenso. Creo que tenemos que tener un perfil bajo, ya tenemos presión por ser recién descendidos, hay que competir, hay que trabajar y como bien han dicho creo que tiene más sentido ahora hablar de un proyecto o de crear un equipo para los próximos 2 a 3 años e ir trabajando desde ya en el equipo de dentro de tres años, que estar centrados en mayo en estar en Asobal, porque hay muchas posibilidades de que eso no suceda, entonces no crear frustraciones innecesarias después de un año que deportivamente no ha sido el mejor”.
Entre las bajas, el capitán, Francis Morales. “Sin duda ha sido la conversación más difícil que he tenido que tener desde que tomé las riendas. Sólo tengo palabras de agradecimiento para él, primero por todo lo que ha dado estos años y sobre todo por cómo ha aceptado la decisión del club. Dije también en la rueda de prensa de presentación que los proyectos se acaban y eso conlleva que también se acaba la actuación de ciertos jugadores. Por desgracia este año le ha tocado a él, mi intención es que no se desvincule del club, va a seguir siendo entrenador de la base, y sí que me gustaría que él cogiese ahora ese rol ahora de ese ejemplo en el que todos los chavales de la base se pudiesen mirar y cómo ha actuado estos años, para que ellos vean dónde se puede llegar. Así que palabras de agradecimiento total por lo que ha dado y por cómo está llevando esta situación”.
La cantera
¿Qué le decimos a ese nuevo Francis, ese nuevo Álex o esas muchachas del femenino que tantas alegrías están dando? ¿Por qué hay que apuntarse a la escuela municipal de balonmano o a la cantera del club? “La respuesta es fácil. Primero porque el Balonmano es un deporte apasionante. Lo segundo, a parte de por todos los hábitos de vida saludable que hay que tener y por toda la mejora en las relaciones sociales que ello le conlleva, creo que entrar a formar parte del club les va a hacer sentir pertenencia a algo. Estar en un grupo donde todo el mundo tiene un objetivo por el que luchar, con el que compartir alegrías y compartir penas, del que van a disfrutar del camino, que puede acabar en algunos casos en el primer equipo, pero que si no, les ha servido como una mejora en su bagaje como formación personal”.
Para ese proyecto de 2 a 3 años, ¿qué va a necesitar el Balonmano en Antequera? “Yo creo que lo primero que necesita es la ayuda de los patrocinadores, sin esto, sin patrocinadores al igual que sin masa social no podemos hacer nada. Tanto públicos como privados; necesitamos las ayudas de las instituciones, no nos queda otra; y por supuesto mantener los patrocinadores privados que hemos tenido, como el Iberoquinoa que ha sido imprescindible, sin ellos esto no hubiera sido posible jugar este año en Asobal”.
Y ¿como club? “Ese “debe” que tenemos ahí del segundo equipo que es realmente complicado encajarlo aquí; y lo siguiente que deberíamos intentar poder es mejorar la formación de los jugadores a base de tener mejor entrenadores o mejorar la formación de los entrenadores que tenemos, y que las condiciones de los entrenadores sean mucho mejores”.
Aquí deja claro su visión del Balonmano. Ahora habrá que ver cómo encajan los nuevos fichajes, su forma de entender este deporte y cómo emprende esta nueva etapa el Balonmano en Antequera.