¿Se debatirá en el Estado de la Nación la cultura? Nos tememos que no. Que no es importante en la política ni para los políticos del color o signo que sean, parece ser que en la lista de la comprar esta palabra CULTURA, ha desaparecido o se ha escrito con letra muy pequeñita, es como caminar por un mundo casi desconocido que está aquí pero se ve poco.
Estos días hablaban los medios de la muerte de Pepe Guirao. Dicen los que de ello saben, que era un hombre elegante y el mejor ministro de cultura que hemos tenido en la última década. Su camino, cuentan, ha sido el mejor trazado. Su cartera estaba llena de licenciatura en Filología Hispánica llena de ilusión y de intereses por todo lo que tuviera que ver con cultura, arte. Pasó de crear aquí en Andalucía el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Se marchó a Madrid y entre otros cargos ejerció de director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Aquí se sentía en su casa, el arte era su vestidura perfecta, la mirada con actitud de progreso, de futuro, de visión que enriquece a un país que sepa apreciar este gesto. Cuentan que este almeriense amaba también a poetas y flamencos.
No se sintió cómodo este hombre en la piel de otros, no le dejaron mucho tiempo como ministro, se ve que se necesitaba otra clase de animador, uno más fatuo o más chistoso, vete tú a saber. Sabía exponer sus ideas, lo que le importaba, con determinación y fe en lo que emprendía y desde luego creía que se estaba en política para ser responsable José Guirao sabía de sobra que la CULTURA es la sal que compone la vida, es el párrafo en el que todo se cuestiona, se razona y se descifra más allá de los cotilleos de bares o pasillos adamascados. Vuelve a su Almería para ver desiertos y mar para siempre.