Acariciar la bambalina de un palio desde un balcón, lanzar pétalos, ver la imagen al lado de casa…
El sonido de las bandas, es la magia de las calles estrechas, como las de Antequera o Sevilla como otras muchas ciudades. Tras lo visto en la Magna, calle Lucena, al menos desde Madre de Dios a San Agustín, debería ser un sitio común para cualquier procesión.