Tras dos años con restricciones de aforos y mascarillas por la pandemia, este fin de semana y el inicio de semana vuelven las visitas normales por las fiestas de los Santos y Difuntos al Cementerio y a las criptas y columbarios de la ciudad.
Desde esta semana atrás, con permiso del viento, empezó la limpieza de tumbas en el Cementerio, pintando, cambiando y recordando a los seres queridos que descansan en ellas. Tras dos años sin poder acudir, se abre la normalidad también en el campo santo.
Así, del 31 de octubre al 2 de noviembre, se podrá visitar de 8 a 18 horas, sin cerrar a mediodía y abriendo una hora antes para facilitar la visita sin aglomeraciones. El miércoles 2, a las 17 horas, habrá misa en la capilla del Cementerio.
Mientras que columbarios y criptas de la ciudad recibirán visitas especiales como en San Sebastián, Las Descalzas, Belén, Jesús o La Trinidad. En el Socorro, tanto el martes día 1 como el miércoles 2, se podrá visitar de 10 a 14 y de 17 a 20 horas, celebrándose el día 2, misa a las 20,30 horas.
Por otra parte, la Cofradía de la Soledad promoverá una misa el próximo viernes 4 a las 20,30 horas en la iglesia del Carmen.
Los portitores del Cementerio
Pasear por las calles del Cementerio es poder conversar con los portitores, el personal municipal que mantiene y procede a los enterramientos. Son quienes escuchan al que va en busca de ese ser perdido.
Quienes observan con la distancia el dolor y el recuerdo de los que estuvieron. Son el alma de las calles del campo santo.Tras las últimas jubilaciones, el decano es Juan Bautista Serrano Vegas, quien con 63 años lleva 44 años allí. Junto a él Francisco Ruiz Salas, con 60 años y 16 años en su labor. Más recientes son Juan Reina Vera, 50 años y 11 meses; Eugenio Fernández Torres, 52 años y 9 meses; y Manuel Rico Narbona, con 61 años, lleva 6 meses.
Un año en el que vuelven las visitas masivas, donde al ir por la zona de panteones, se contempla el color marrón de la tormenta de calima que dejó su huella. No están este año radiantes en su color, el marrón deja una patina sepia en estos dos años tan complicados que se han vivido en la ciudad y en el Cementerio.