viernes 22 noviembre 2024
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Manuel Villar pone en camino a los devotos del Rocío con un gran pregón

Antequera tiene en Sevilla un espejo, un camino, un peregrinar, algo que los del Rocío saben muy bien. Este domingo 23, Manuel Villar hizo de oro y rocío el pregón de las Bodas de Plata, fusionando el caminar rociero de la ciudad y su deseo que la Magna haya sido el preludio para ese camino soñado.

Con un templo lleno, a las 13,30 horas comenzaba el pregón donde el comunicador sevillano, Manuel Villar González, puso voz a los sentimientos, a la vivencias y a los anhelos de los devotos del Rocío que sueñan con ese día en el que puedan hacer su peregrinar con su carreta, como ya lo hicieron el pasado 10 de septiembre en su participación en la Magna.

Con prosa rimada y con versos salidos del corazón, durante 64 minutos, Manuel supo acariciar con su puño los sentimientos presentes de los estaban en el templo, de los que estuvieron que dejaron su recuerdo.

Un canto a Antequera
Con un “Señor, ábreme los labios, y mi boca proclamará tu alabanza”, ya anunciaba que venía a exaltar, cantar y hacer sentir a los presentes. “Escucha mi voz, dejadme hoy ser mensajero de tu amor y de tu esperanza. Permíteme, Divino Pastorcito, implorar también tu aliento,y cobijarme bajo tu manto como pajarillo tierno. Y a ti Virgen María, luz eterna de mi corazón, te suplico la templanza de la fe hecha piropo”.

Pidió la protección patronal a la Virgen de los Remedios: “Protégeme Reina mía, Soberana de los cielos, dale remedio al momento en que vive el pregonero, que dedica sus palabras a ti, mi Reina de los cielos, que te quiere con locura como hijo, ursaonense, antequerano y devoto de tus Remedios”.

Agradeció que pensaran en él para pregonar al Rocío desde Antequera porque “hoy vengo con el verde de la esperanza, el verde de mi simpecao de Osuna, el verde mar de nuestros olivos, el verde manto de una Esperanza que vive en San Gil, y el verde de Doñana en mi alma, para aprender de vosotros”.

Compartió lo que para él es el Rocío “es la Virgen, la que espera impaciente a los romeros para entregarles lo mejor de Ella, entregarles a su hijo en una comunión espiritual y material para que el Espíritu entre de lleno en el alma del que devotamente se pone en sus manos”.

Momento en el que destacó la humildad que “es la apariencia del alma grande, es la altura de un corazón noble, el lenguaje de quien sabe del amor” También tuvo su recuerdo “a los que otrora fueron los responsables de mantener viva esa llama de la fe. Aquellos que se preocuparon a través de los años de transmitir esa fe que les debemos”.

Y terminó enfervoreciendo a los presentes cuando expuso lo que pasó en la Magna: “Creo que a nadie de vosotros se le escapa, que ese día una Blanca Paloma revoloteó los cielos de Antequera…”.

Algo que fue el preludio del soñado camino: “El sueño no se ha cumplido, pero pronto va a llegar, yo lo siento en mi corazón y tú debes hacerlo también, sé que sueñas ver al simpecado que más luz desprende por nuestras calles”.

Terminó emocionando al templo que se puso en pie para ovacionarle. Apunta para más pregones y carteles en esta tierra.

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