Estamos acabando el Jueves Santo, en espera de las procesiones del Viernes Santo, el último gran día de la Semana Santa, y ya hemos visto casi todo; nuestra TV andaluza lo ha querido así, y gracias al intenso programa conducido por Enrique Romero con su maestría habitual, todos los días a partir de las 22,30 hemos podido seguir los desfiles procesionales de muchos lugares; gracias a la TV autonómica, hemos “asistido” de forma simultánea no sólo a lo que se vivía en las grandes ciudades andaluzas sino también en muchos pueblos. La propia televisión andaluza, se encargaba de mostrar otras maravillas de la Semana Santa de muchos lugares andaluces, en sus programas informativos. Nuestro canal 101, Tele Antequera, está transmitiendo en su totalidad lo que está ocurriendo en nuestra Semana Santa antequerana. Mi felicitación a nuestra televisión local, que se ha apoyado además en los mejores comentaristas; ¡qué decir de mis amigos Paco Ruiz y Pepe Cantos! ¡Cuanto hemos aprendido de ellos,y también de las voces femeninas que han hecho su gran papel de comentaristas! No puedo olvidar, por otra parte, el incansable trabajo de mi amigo A. J. Guerrero, director de El Sol de Antequera, que suponemos saldrá publicado dando esplendora algún número venidero, y la presencia infatigable de mi otro amigo, Moisés Morente…
Tampoco han faltado varias menciones a la pandemia causada por el SARS-COV-2 en el 2020, que nos privó en el 2021 y 2022 del desborde de lo nuestro. Y hemos llegado al 2023, con todas las ganas de una Semana Santa brillante. Ganas reprimidas, diría yo, en años anteriores, por el temor al virus SARS-COV-2, de nombre español CORONAVIUS. No he querido olvidar a este caprichoso virus y a la pandemia causada por su transmisión; sigo al tanto de lo que pasa con esa pandemia, ahora más silenciosa, y que todos deseamos olvidar en esta Semana Santa.
Por mi parte sigo leyendo y aprendiendo de todo lo que recibo de varias fuentes: The Boston Globe, The John Hopkins University, Harvard University, The OMS (Organización Mundial de la Salud), y de las Universidades de Miami y Tufts.¿Qué resumen puedo hacer de todas estas informaciones? Todo nos lleva al convencimiento de que la pandemia ha sido controlada. Lo más significativo viene de la mano de las informaciones del The Boston Globe: las páginas especiales dedicadas por este periódico de Boston al “caprichoso” virus SARS-COV-2 –escapado o “dejado escapar” de WUHAN– informaban al principio de la evolución de la pandemia tres veces por semana, reducida, más tarde, a dos veces cada semana; ahora recibo puntualmente cada viernes la información semanal.
Y ¿qué es lo que se trata en esta información semanal? Llevamos las últimas semanas sabiendo todo lo que nos revela el análisis de las aguas residuales de Nueva Inglaterra, con un descenso progresivo de la concentración en virus, siendo la variante que domina con unas cifras superiores al 94% en estos análisis la denominada XBB.1.1.5, identificada como una sub-variante de la variante Omicron, a la que hay que seguir la pista. No dramaticemos más. Las Universidades de Harvard y John Hopkins, así como la OMS, nos advierten de vez en cuando de vez en cuando, con sus cifras mareantes, que lo causado por el SARS-COV-2 sigue siendo muy grave…
Entre tanto, los antequeranos nos acordamos con respeto nuestras Semanas Santas fallidas de 2020, 2021 y 2022, esta última celebrada con temor, y preferimos no decir nada de otras concentraciones de gente celebradas estos años abiertamente, con indudables matices políticos. Sí, los antequeranos, los andaluces, y los de otras regiones españolas, hemos dado rienda suelta a las celebraciones de esta Semana Santa, con la COVID-19 ya olvidada. ¿Olvidada? Yo diría que “deliberadamente” olvidada. Está claro que el esplendor observado ha demostrado que necesitábamos esta Semana Santa, con todas nuestras imágenes en las calles…Pero ¿cuál es la situación del SARS-COV-2?¿Hemos avanzado mucho en controlar la transmisión y propagación del virus?
Permítanme que, como estudioso, exprese en estas líneas lo que pienso: la COVID-19, infección causada por el virus SARS-COV-2, está controlada… sobre todo por la incansable labor de nuestros equipos sanitarios que han sido capaces de hacer cumplir las normas de distanciamiento y uso de mascarillas, y lo necesario en cuanto a tratamientos médicos de los enfermos que llegaban en tan mal estado a los hospitales, y –reconozcámoslo– por el uso de las vacunas validadas de MODERNA y de PFIZER. Debemos considerar que los antivirales y otros posibles tratamientos de esta infección siguen su curso y no pasar por alto que tanto el uso de los antivirales PAXLOVID (combinación de nimatrelviry ritonavir) y REMDESIVIR ayudan, pero no son la panacea; tampoco constituye una solución definitiva la Dexametasona o el Tocilizumab, para contrarrestar la tormenta de citocinas desencadenada en pacientes ya afectados por la infección.
Es decir, precisamos saber más sobre el estado inmunológico de los pacientes; en este sentido, espero con el máximo interés lo que podamos aprender de los trabajos en curso de las dos universidades americanas –MIAMI y TUFTS– en las que realizan sus labores de investigación dos antequeranas: mis hijas María Luisa y Pilar, ambas académicas correspondientes de nuestra Academia e implicadas en el estudio de aspectos importantes de la pandemia.
Vivamos pues la Semana Santa antequerana; mis hijas y mis nietos lo han hecho en los Estados Unidos, a través de las retransmisiones del canal 101 TV Antequera en YouTube. Han seguido nuestras procesiones y –me consta– han hecho promesa firme de no volver a las andadas: el mundo necesita de sus resultados de investigación.