La capacidad que tenemos, al mirar, para captar aquellas imágenes que nos atraen, haciéndose acreedoras de ser guardadas, a través de la retina, en nuestro cerebro, para que, con posterioridad poder ser recordadas, le podríamos llamar, “Arte Visual”. Este arte sensorial es posible plasmarlo en algún soporte, desde hace algunos siglos. Si bien hoy día con la digitalización de imágenes, el volumen y captación de momentos es muy extenso al contar con la posibilidad de poder seleccionar y elegir las mejores imágenes, aún así, conseguir esa imagen digna o merecedora de entrar, cuando menos en nuestras propias colecciones de arte fotográfico, no es tan sencillo, a poco que seamos un mínimo de críticos y, o detallistas con nuestra colección.
Mirar o que te miren… en este intrínseco concepto de la imagen, podemos ser parte del contenido o autores de la obra. Siempre he comentado a mis compañeros de ciclismo, que los ciclistas en movimiento no son aptos para fotografías de posado, el deporte en general, queda más estético si la imagen se capta sin la participación del individuo. Luego, en las imágenes con participación de personas, también es muy de respetar aquellas que sufren lo que llaman, escopofobia. Miedo de ser visto o mirado por otras personas.
El personaje que yo les dejo hoy en la fotografía, es Rafael Cañas Alarcón, su apellido da nombre al grupo de montaña, “Vamos Cañas”, con los que felizmente he venido a coincidir en los paseos… por nuestra mágica Sierra del Torcal. Y no es porque Cañas, fuese lento en su caminar por la sierra, ¡vamos Cañas!, andan los compañeros a cada momento que Rafael, queda atrás. Las más de las veces, ocurre que, en el afán por atrapar, esa imagen especial, que dé sentido al esfuerzo de trotar por entre agrios, veredas y torcas, fuese el motivo por el cual quedó descolgado del grupo, cargar con un material tan especial, frágil y susceptible, en un medio como la sierra, con un peso considerable, requiere como no, de un esfuerzo extra.
Seguir las imágenes que comparte en redes, nos puede sorprender, dado que, muchas de ellas llevan esa impronta de, Arte. No en vano, algunas de estas imágenes y vídeos se han colado en telediarios y programas de pronóstico del tiempo… tan populares hoy en día. Mi agradecimiento a Rafael, por su aportación, con ese arte no reconocido ya que, además, sus imágenes en las redes, las expone sin marca alguna.
Siempre hemos oído decir aquello de, una imagen vale más que mil palabras. Pero ése concepto ya lo tuvieron a bien emplear en modo de escritura, mucho antes incluso de culturas como la romana o la propia griega, aquella otra que creció a orillas del río Nilo. Los Egipcios y sus jeroglíficos nos mostraban la importancia a la hora de elegir las figuras y dibujos, imágenes, con mas alto contenido explicito, de aquello que deseaban plasmar y trasmitir para informar de los actos y detalles, a generaciones venideras.
Estamos en fechas de Primeras Comuniones, seguramente que con muchas ganas de ver, captar y recoger todas aquellas instantáneas, de un día tan especial para muchas personas. El respeto ha de ser la primera imagen que nos llevemos a nuestra retina, para poder acertar en los objetivos planteados, y lo primero, repito, el respeto de esa especial ocasión que con tanto ahínco se ha venido preparando en muchas familias. Tomaremos fotografías, claro, faltaría más. ¡Tanto trabajo! para que, si no guardamos recuerdo de todo ello.
Y lo digo y escribo, como recuerdo y a modo de nota y esquema propio. Ah… y si tienen algún familiar (por ejemplo un nieto, ¡son tan especiales!) en el propio acto en sí, acreedor de regalo, regalarle una cámara fotográfica, puede ser buena idea.