La campaña tocó a su fin. Atrás quedan comentarios para hacer miles de tesis sobre mentiras no piadosas. En el camino cientos de actos de los más de 1.200 partidos que concurren a las elecciones acaparando la gran mayoría las cuatro grandes formaciones de ámbito estatal: PSOE, PP, Vox y Sumar.
Las encuestas y los massmedia, en la recta final, habrán podido ocultar y maquillar los datos, pero la cosa no está ni queda tan clara. El calor sofocante, la votación en un mes de julio y el mensaje de la subida de las pensiones no responden en una sola dirección. El carro de la compra sigue subiendo y el agua no nos puede faltar.
Llegamos a una jornada de reflexión donde los ciudadanos sensatos y con sentido común hemos presenciado un espectáculo en muchas ocasiones bochornoso. No estamos los españoles para tragarnos esa polarización de la sociedad que dicen los gobernantes que practicamos y manifestamos; son ellos los que incendian a los ciudadanos.
Mañana, domingo, 23 de julio, el centro derecha apuesta por ganar con muy pocos apoyos externos más que los que puedan venir por parte de Vox, ¿cuántos españoles se habrán leído su programa político? La antítesis la componen entre otros muchos Sumar, Más País, ERC y EH Bildu, partidos con los que Sánchez, de ganar las elecciones, bailará presumiendo de acuerdos y coaliciones con personas que odian España, que vertebran España y que gobiernan con Decretos. Nada es de extrañar en un gobierno de izquierdas.
La campaña ha dejado imágenes para todos los gustos y momentos para la Historia. El cara a cara de Feijóo y Sánchez volvió a demostrar que la arrogancia y el narcisismo del presidente no tiene límites; Feijoó no perdió los papeles y el dúo compuesto por Vicente Vallés y Ana Pastor, pese a quien le pese, no estuvo a la altura, demostraron que son estómagos agradecidos.
Si Feijóo arrasa y saca mayoría absoluta (no se lo creerían ni ellos mismos) Sánchez no aceptará la derrota. La persona que más ha vertebrado el PSOE y que ha dinamitado muchas agrupaciones locales y sobre todo federaciones regionales no sabe perder, no puede caer derrotado ¿A quién acusaría? Si Pedro Sánchez consigue mayor número de votos pactará hasta con el diablo para seguir en la poltrona. No lo tendrá difícil. En el debate a tres Yolanda Díaz y Pedro Sánchez parecían un matrimonio bien avenido. Ambos se miraron, se entendieron y se tuteaban para tratar de acabar con Abascal.
En muy poco tiempo Yolanda Díaz ha llegado a los españoles, los ha conocido y dice públicamente que tienen derecho a ser felices. Lo dice, lo defiende y no se avergüenza pues en mente ya fluye el Decreto de la Tolerancia: no permitir que los inteligentes piensen para no ofender a los idiotas.
Por favor, voten mañana, hagan uso del voto útil y no olviden donde quedó UPYD y Ciudadanos.