En tenis, sería un 6 a 2 en los últimos 10 minutos. En fútbol, gol del empate en el último suspiro. En balonmano, el matagigantes Dólmenes Antequera lo vuelve a hacer con el líder, esta vez empató a 25 ante el Guadalajara.
Partido loco el vivido en el Argüelles. Venía el nuevo líder, el Guadalajara, tras ganar los ocho partidos disputados hasta el momento. Un equipo Asobal. Pero venía a la casa del Dólmenes Antequera, que ganó al Caserío Ciudad Real la pasada jornada, entonces líder.
Y empezó como la otra vez: parada de Fran Alarcón y gol de Raúl Morales en contraataque. Pero esta vez no hubo tanta superioridad por dos motivos. Uno, el rival era muy superior. Y dos, una mala defensa local y un nulo ataque local. Supieron tapar a Nacho Moya que sólo sumó un gol.
De todas formas, el equipo de Chispi aguantó el tipo y tras un 2 a 3 de parcial en los cinco primeros minutos, no dejó que se fuera de más de dos goles y llegó con un 14 a 15 al descanso.
En la segunda mitad, el Guadalajara se lanza a matar el partido, su portero Santamaría lo paraba todo, y el ataque local hacía aguas. Cambio en la portería, Oso Mendieta por Fran Alarcón y se intenta no perder la confianza en el partido, llegando al minuto 50. 19 a 23 en el luminoso. Y la grada que corea a los suyos.
Discutidas acciones arbitrales, la grada y los banquillos que se enfrascan y tiempo muerto de Chispi. Ordena un 4 a 2 en defensa, que fue casi un placaje de hombre a hombre. Se frena el ataque visitante y entran en acción Nacho del Castillo, Martín Molina, un gran Edu Escobedo con 5 goles y con 24 a 25 se va a la última jugada.
El balón llega al pivote Jota, que no se había estrenado aún y… ¡se cae el Argüelles! Marca, empata el encuentro y último ataque visitante que no logra marcar.
Un empate que se volvió a celebrar como una final, esta vez alejado del resultado y juego del día del Caserío, pero que demostraba que con pasión y magia, todo se puede conseguir y se consiguió.
El Dólmenes se lleva un empate, es cuarto con 12 puntos, plantó fe ante un equipo superior que lo hizo todo bien, menos saber cómo detener el marcaje defensivo de los últimos diez minutos y los ataques de mismo período que terminaron quitándole un punto que creyó se lo llevaba a casa.
Chispi ha encontrado las llaves de la magia del Argüelles: ser un gran equipo con capacidad de Asobal, pero al que la Plata la sienta y brilla como si estuviera en lo más alto.