viernes 22 noviembre 2024
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Los González-Luque, una familia con alegría de vivir con esperanza esta Navidad en Antequera

Sonreír. Lo recoge la fotografía de este artículo. Es lo más importante, lo siembran por donde van. Es la familia González-Luque que allá por donde va, deja su impronta, su amplio bagaje de amor, de entrega, de infancia y de fe.

Hace 15 años surgió el ¿y por qué no? de dos amigos que se conocían desde niños en el Colegio de Nuestra Señora de la Victoria, pero no habían coincidido aún el hablar de amor. De la amistad surgió el noviazgo y de él el camino para casarse en matrimonio, nunca mejor dicho, como Dios manda. Uno de sus primeros pasos fue el de ser padres, y así llegaron los dos mayores sin darse cuenta y, luego, siguieron ampliando en sonreír a la vida a ese encuentro en el amor.

Hablamos con ella, Irene Luque Jiménez, este pasado ya jueves 14 y empezamos preguntándole qué soñaba de pequeña con el día de mañana, recordándolo claramente: “Mi sueño era encontrar un príncipe azul que se pareciera al de Cenicienta y tener niños, aunque pensaba más en ser mujer”.

Fue creciendo, atrás quedó lo de Cenicienta y se formó para ser docente y cuando ya dio un paso adelante, consolidó en su vida a Dios y sabía que Él iba a guiarla para el futuro. No sabía lo que le depararía y con “29 años fue cuando conocí a Carlos de verdad, sabía quién era de vista por el colegio porque su madre era profesora. Siempre pensé en que era guapo, pero no fue amor a primera vista. Eso vino después cuando nos fuimos conociendo”.
Le preguntamos si hoy es difícil encontrar a alguien para compartir la vida, y más aún lo es para hacerlo cristianamente. “Es muy complicado, así es, vivir en una familia cristiana porque nosotros lo hacemos complicado”.

Y más en estos tiempos donde todo cambia, incluida la Navidad. “Nuestros hijos no van a vivir nuestra Navidad de la infancia: disfrutar de los abuelos, ir a la misa del gallo y cantar villancicos se está perdiendo. Pero no podemos quejarnos. Algo habrá que hacer”.
Ya el “sí, quiero” no es para siempre. Le pedimos nos digan cómo hay que trabajar la relación del hombre con la mujer. “Si es difícil tener una relación sana hoy en día, más lo es en lo que Dios quiere tener para nosotros. El matrimonio tiene una base en Dios que es uno más uno, ese “más” es Dios. Es importante buscar a personas que vayan con un proyecto de vida, que comparta tus creencias y proyecto de vida, algo complicado con ese complejo de hablar de Dios. No sólo debemos de ser cristianos y católicos en la intimidad, es una forma de vida y hay que gritarlo a los cuatro vientos”.

El respeto y la comunicación
Una de las bases fuertes para mantener viva la llama de una pareja es la comunicación. “Hay que respetarse muchísimo tanto el uno como el otro, tener comunicación, entregarse en cuerpo y alma porque si no, no hay vida matrimonial como Dios quiere”.

Tras una relación de noviazgo, la boda marca el camino como lo hizo ella con Carlos González García el 12 de mayo de 2012. “Además del sacramento que debe ser una vocación a la vida matrimonial, que es lo básico, es cuando pides permiso a Dios de empezar a vivir en familia, el uno más uno, con la voluntad de Dios. Y hoy no es obligatorio, pero si lo hacemos, hay que hacerlo convencidos, bien y con el compromiso que sea para siempre”.

¿Y qué es lo que se comparte en el matrimonio? “Dios nos une como lo que es igual que la relación de Jesucristo con la Iglesia. Si no lo entiendes así, no lo vives. Y no tiene sentido que te cases”.

Un matrimonio da paso a la familia y las parejas quieren ser padres. “La familia cristiana tiene que estar abierta a la vida, Dios nos la da al nacer y al ser padres nos sigue ampliando el concepto del amor y vida en forma de hijos”.

Irene y Carlos, Carlos e Irene, son un ejemplo de padres generosos que pensaron en acoger a niños si hiciera falta. “Nosotros desde novios teníamos clara la idea de acoger a niños. Al mes de casarnos, decidimos que así lo haríamos si nos necesitaban”.

¿Cómo surge? “Conocíamos a otras parejas y vimos la labor de acoger. Un día hablando con Carlos, cuando empezamos a conocernos, me cogió la mano y me dijo: ‘¡Vamos adelante con ello!’. No me lo creía y así lo hicimos una vez casados comenzamos con los trámites. ¡Fue uno de los momentos más entrañables que él me ofreció y mira cómo ha ido todo!”.

¿Cómo fue la llegada a casa de los entonces pequeños? “Llevábamos algo más de un año casados cuando llegaron Godswill y Chidera. Él cumplió 2 años con nosotros a los pocos días de venir y ella tenía 4. Era el año 2013 y ¡mira todo lo que hemos vivido ya juntos!”.
¿Qué se siente, cómo se acogen, cómo se quieren? “Lo que uno siente, no se lo puede pedir a los demás. Nosotros los sentimos totalmente iguales. Hay cosas genéticas y otras que se aprenden creciendo en la familia. Se quieren y los quieres igual. Para mí, son totalmente iguales que Jaime y Miguel”.

Hablando de los más chicos. ¡Vino Jaime! “Jaime fue un torbellino cuando llegó, un cambio muy grande en casa. Ahora está más calmado con 8 años. Verle crecer con sus hermanos, era, es una satisfacción”.

¿Notaron la diferencia? “Entre ellos, es más fácil comprenderlo, no se ven diferencias, más que la edad. Es algo que los mayores tendríamos que aprender de los pequeños. Al final, el cariño, el amor, es lo que perdura. Yo no tengo la misma sangre que mi marido, pero lo siento igual que si fuera yo. A ellos les pasa lo mismo”.

Y para terminar, Miguel. “Miguel vino más tranquilo, una gran alegría, la vida siempre lo es. Desde que nació, tiene algo especial, como me dijo mi abuela María, este niño tiene algo especial. Y pasan los años y te das cuenta que así lo es”. Miguel merece un artículo aparte que ya haremos. Un ejemplo de fe, de amor y de esperanza.

En este momento, Irene nos para y nos puntualiza. “Además, tenemos dos criaturitas en el Cielo, debido a dos abortos naturales con 3 y 4 meses de gestación. Para nosotros siguen siendo totalmente iguales, tenemos seis hijos. Ellos son nuestros ángeles en el Cielo. Es un dolor que no se entiende que hay vida desde el principio, no tras el parto”.

Volviendo a los niños, son la alegría de la casa. “Pero no hay que olvidarse que en el matrimonio hay que cuidarse a diario. Tu esposo es un don que te ha dado Dios para que lo ames igual que Él lo ama. Y así te donas en cuerpo y alma”.

¿Y qué recomiendan a otros matrimonios? “Se necesita mucha formación sobre el matrimonio como Dios lo pensó. El matrimonio tiene que estar en constante crecimiento. Van pasando por distintas fases, va creciendo, transformándose y sumando necesidades. Hay que pararse y buscar el fin: llevar al otro al Cielo. Y eso se hace teniendo como ejemplo y referencia a Jesucristo, queriendo, con sacrificios, algo que hoy no se lleva”.

¿Y cómo se sigue creciendo? “Recomendamos formar parte de grupos cristianos de matrimonios. Que tenga conocimiento en Antequera se ha puesto en marcha el proyecto ‘Amor Conyugal’ en la Parroquia de la Santísima Trinidad, cuya base son las catequesis de San Juan Pablo II sobre la Teología del cuerpo. Y también están los equipos de Nuestra Señora”.

La Navidad en casa de los González-Luque
La entrevista era por la Navidad. ¿Cómo se vive en casa de Irene y Carlos? “Empezamos con el Adviento, montamos el árbol y luego, quedamos con mis padres y hermanos, hacemos la corona de Adviento y nos vemos ante ella los sábados o los domingos. Nos vamos preparando para lo que viene, los niños hablan de cómo ha ido la semana, rezamos, cantamos villancicos…”.

¿Y el Nacimiento? “El Belén lo montamos entre el 6 y el 8 de diciembre con figuritas hasta de mi bisabuela. Hay de plástico y de escayola, cuando lo veo, recuerdo mi infancia”.
Suponemos que son de Misa del Gallo. “Claro que sí. Aunque lo suyo es a las 12, que se adelante nos viene bien a las familias con niños y a las personas mayores. Solemos vernos con mis padres, vamos a esta misa con los niños vestidos de pastor”.

¿Y qué le dicen a los niños que celebramos? “Pues el Nacimiento de Dios hecho hombre. Conmemoramos el Nacimiento porque nos quiere tanto, muere, resucita y es lo que celebramos”.

Además “a los grandes, ya les vamos exponiendo que la Iglesia nos lleva a pensar en la Virgen, en su sí al ángel, el embarazo, la visita con su prima Isabel, y a San José, que es un ejemplo a seguir. Hoy que tanto quieren demonizar al hombre, sin hombres, no hay maternidad. ¡Es tan bonito explicarlo que San José fuera elegido por Dios y estuviera con María hasta en el parto! Es algo humano y divino”.

Terminamos. ¿Cómo es la Navidad en el día a día? “Pues limitamos la tele y la tablet, hay que seleccionar lo que ven o no los niños. Hacemos que respeten la cultura de otros sitios, pero para nosotros todo es distinto. La influencia de San Francisco con el Belén que lleva 800 años, tiene que hacerse valer. Buscamos películas que tengan que ver con los valores cristianos. Y queremos que se fomente más el encuentro de familias el día 30 de diciembre en la misa de la familia. Ojalá se consiga llenar la iglesia de familias ese día aquí en Antequera”.

Así es una primera mirada al interior de los González-Luque, una familia como Dios manda, donde el amor de uno más uno tiene presente siempre a Dios. Y Dios les ha dado dos hijos no biológicos, dos hijos desde dentro y dos ángeles que les protegen. Porque el amor es vida y no hay vida sin amor matrimonial como el que ellos profesan.

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