El Día Escolar de la No Violencia y la Paz contó en Antequera con un personaje del mundo educativo, religioso y de la canción: Nico Montero. Acudió al Colegio de Nuestra Señora de la Victoria donde compartió su experiencia con los alumnos y recibió el Premio “Victoria de la Paz”.
Desde hace 30 años, Nico Montero recorre el mundo con sus canciones religiosas. Cooperador salesiano y enamorado de la experiencia educativa de Don Bosco, anda siempre metido en numerosas actividades de pastoral juvenil. Suma 16 discos que ofrece en su web www.nicomontero.com. Cantó ante Juan Pablo II y un millón de jóvenes en el 2003.
En el 2011 inauguró la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) cantando en el escenario central de Cibeles su conocido “Firmes en la Fe” para recibir a Benedicto XVI.
Pues este martes llegó al colegio de la Beata Madre Carmen donde le aguardaba toda la comunidad educativa. Allí compartió con los alumnos sus inquietudes musicales y respondió a cada pregunta que le realizaron. Terminó dando un concierto en el salón de actos y se fue con ganas de volver a participar en alguna iniciativa joven en la ciudad.
“Felicidad al compartir el mensaje de Jesús”
Durante su visita pudimos entrevistarle, preguntándole qué había sentido al notar el calor de medio millar de jóvenes. “Un placer lo vivido; yo tengo corazón salesiano y el trabajo con los jóvenes me encanta. Cuando estoy mezclado con los chavales, me lo paso muy bien porque es una edad muy bonita en la que las canciones le pueden hacer bien”. “Si logramos conectar con ellos en estos días que impera el reguetón y cosas simples llenas de contravalores, si logramos un tema que les enganche con fondo de esperanza, solidaridad, optimismo… es un éxito. Así que lo intentamos cada día”.
¿Cómo empezó su misión de evangelizar con su música? “Con 13 años. No era un niño muy bueno entonces, era un chiquillo que me metía en líos. Fui al internado de los salesianos en Cádiz. El padre Damián me dio una guitarra y empecé a escribir canciones sobre la vida espiritualidad que yo sentí allí. Surgieron canciones de lo que yo empecé a vivir con Jesús cerca de mí”.
Un mundo donde lo religioso no está bien visto. “La clave es estar en las redes con temas positivos. Los enemigos de la fe van a estar siempre ahí, los que ven sólo lo defectuoso y no el 95 por ciento que se hace que es el bien, la esperanza, la ayuda, defender los derechos humanos… Hay que buscar una foto clara, concisa, con sencillez y humildad”.
Al pasar por La Victoria, ¿qué canción o cómo definiría a las franciscanas? “Sería ‘Pequeño y pobre’ de Brotes de Olivo. Las franciscanas tienen ese espíritu de humildad, de sencillez, de servicio, sin vanagloria, en unos tiempos donde nos gusta que nos reconozcan. Ellas ofrecen la imagen que lo importante es servir”.
Terminamos, pero antes de despedirnos, Montero pregunta a una joven que nos acompañaba si quería hacerle una pregunta. Ella le dice: ¿cómo se sienten al compartir de Dios con los demás? A lo que responde: “Felicidad. Al compartir el mensaje de Jesús hecho canción, es mi felicidad. Yo no cobro por esto de hacer canciones. Es una cruzada personal que es mi vocación. Dios me lo ha pedido y me siento muy libre con esta mi pasión. Busquemos cada uno la suya y seremos felices”.
