Un Carnaval en familia y para las familias sin ninguna barrera. Ése fue el mensaje que dieron anoche tanto el pregonero, José Luis Carmona, como sus hijos María José y David, que recorrieron cómo se viven estas fiestas en su casa y cómo su padre, el pregonero, busca sorprender con sus originales disfraces, herencia que mantiene de su madre. Pidió que las familias lo promuevan entre los niños y así se conseguirá una fiesta con más participación, tanto en Carnaval como asistiendo al pregón.
La carpa del Patio de Caballos de la Plaza de Toros acogió el Pregón. El acto comenzó con la presentación por parte de los hijos del pregonero, vestidos de la serie “Érase una vez” cantando “La vida es así”. Fue cuando compartieron el mensaje: “El verdadero Carnaval es mucho más que ponerse un disfraz. El Carnaval, señoras y señores, es una fiesta revolucionaria”. “Rompe con el orden establecido. Porque en él no existen las clases ni las distinciones, no hay barreras de ningún tipo, no cabe la discriminación”. Fueron originales y muy simpáticos, consiguiendo la atención del público que les agradeció su forma de presentar al pregonero.
El pregonero pide participación con disfraces
Tras los aplausos, el pregonero subió por la rampa al escenario, donde comenzó dando las gracias. “En primer lugar me gustaría dar las gracias a mis dos glóbulos rojos. Por supuesto también gracias a nuestro alcalde, don Manuel Barón, a la concejala de Fiestas Mayores y Tradiciones, doña Elena Melero, y a las agrupaciones del Carnaval de Antequera. A todos gracias por este nombramiento que significa tanto para mí”.
Luego recorrió sus vivencias con el Carnaval, mientras que el público fue aplaudiéndole y completando sus frases. Iba de sabio con un traje de 12.000 metros de hilo, comprados en Jacinto. “Desde hace al menos 30 años vengo disfrazándome en el Carnaval. Empecé con los amigos, continué con mi familia, con mis hijos, hermanos y sobrinos”. El disfrazarse es para él “transformarme durante algunas horas en algo que no soy, es como volver a sentir la ilusión de un niño. Una afición que me viene de familia, concretamente de mi madre.
Cada vez que llegaba el Carnaval, ella disfrutaba armándose su disfraz con cualquier cosa que encontraba por casa. Ese es el espíritu que yo mismo he intentado mantener durante estos años, fabricando mis propios disfraces con materiales sencillos y reciclados”.
Fue cuando compartió que comenzó “presentándome al concurso de disfraces en el año 1999. Entonces, mi situación personal era muy diferente a la de ahora. Mi vida cambió, pero no mi forma de vivir esta fiesta. Estar aquí sentado fue un reto para mi imaginación. Me llevó a hacer disfraces cada vez más complejos y creativos, sobre todo pensando en sorprender a pequeños y mayores”. Sufrió un accidente y va en silla de ruedas.
Cada disfraz implica “un largo proceso que comienza con una idea hasta que poco a poco va cogiendo forma hasta hacerse realidad. Por suerte no estoy solo, cuento con el apoyo de mis hijos, mis sobrinos, mis hermanos, mi suegra que viene desde Uruguay –y que hoy nos acompaña– y, sobre todo, mi mujer Nancy”.
Siguió pidiendo participación lanzando “una petición a mis paisanos: ¡Disfrazaos!, ¡participad!, ¡salid a la calle! Grandes y pequeños, personas con y sin discapacidad. Transmitid esta bonita tradición a las nuevas generaciones, a los niños, igual que hizo mi madre conmigo. De todos depende que esta fiesta siga viva. A ver si así, con suerte, en el concurso de disfraces del año que viene tengo algo más de competencia”.
Terminó su pregón en sí y la velada se despidió con la proyección de todos sus disfraces, explicando lo que significó cada uno y compartiendo fotografías y recuerdos. Así, se revivió los años en los que se vistió de su madre disfrazándose de tenista, o ya él de marioneta, muelliman, romano, helicóptero, geisha, Blancanieves, Batman, Patrulla Canina, águila, tiburón, locomotora, dragón o de la Perla Negra el pasado año. Terminó recibiendo una gran ovación y una placa por parte del alcalde Manuel Barón y la edil Elena Melero.
