Campo verde de verde esmeralda, luciendo cara con tu cara limpia regada, primavera que vuelve con color, olor, con viento nuevo despacio y en calma. Almendro y naranjo de nieve que a tus pies descansa, frutos y sombras y belleza inmaculada. Sabores de besos que amores derrama tras el cristal de la belleza por mi vega derramada. Otra primavera que en silencio crece sin esperarla, me llena de júbilo a mi juventud ya gastada. Déjame amarte en silencio, a la luz de la luna o al sol que ya despierta la mañana. Estaré preparado para abrazarte de nuevo hoy y mañana.
Cuánto arquitecto y pintor en ti se fija, uno para pintar tu belleza, el otro para construir una bella casa, o el poeta que versa desde lo más profundo de su ser y plasma, en cuartillas blancas de primavera oro molido de palabras sueltas que bien enlaza. El impresor repone la tinta para imprimir cada mañana. El librero, cuida con esmero tu libro en ese estante todo el tiempo que demanda, pone su cariño y aconseja que despacio lo leas tranquilo en casa. El periodista ya presto a la noticia en su columna lo plasma. Hasta el hombre del tiempo en la tele cada día nos anuncia que ya estas aquí Primavera renovada.
El amor es primavera de aquellos jóvenes cogidos con sus manos entrelazadas, prometiendo amor eterno en aquel parque que les cobija y les abraza. De aquella señora que se siente feliz y agradecida y da gracias a Dios por estar embarazada. Llegas tú mi primavera como cada año nueva espléndida y renovada, da igual el clavel, la rosa o la margarita blanca, la hierba buena, el perejil con su verde esmeralda, la rosa de pasión, el naranjo en aquella plaza, amores que con su olor y su fragancia se pierden en un abrazo inmerso en aquel banco que a sus pies descansa. Eres tú mi primavera como cada año mi verde esperanza.