Como decía aquella canción 20 años no es nada… pero para mí es casi media vida. Un 1 de abril de 2004 casi por casualidad empecé a trabajar en ADIPA, ¿quién me iba a decir a mí aquel día todo lo que iba a vivir? Seguro que pensáis que es sólo un trabajo y eso me pensaba yo también cuando empecé, pero ¡qué ilusos sois… y era yo! Esto no es un SÓLO un trabajo.
Aquí venimos a trabajar, pero mejorando la vida de personas, acompañándolas en sus primeras veces, en momentos importantes de sus vidas, qué bonito es esto y qué poca gente puede decir que su trabajo mejora la vida de otras.
Para algunas personas de las que atendemos, sobre todo en los centros residenciales, somos su familia, somos sus referentes, sus personas de apoyo a quienes nos cuentan sus deseos y sus metas en la vida.
Yo estoy muy orgullosa de lo que hago y aunque la mayor parte de estos 20 años no me he dedicado a la atención directa, sé que todos mis “papeles” y todas mis reuniones y todo el trabajo que se hacemos en Calidad sirven para luchar por los derechos de las personas con discapacidad.
Aunque para mí no son simplemente personas con discapacidad, para mí es Loli, es Conchi, es Paco, es Nati… son vidas a las que con mi trabajo se les abren un millón de oportunidades.
Para ADIPA es muy importante continuar trabajando con Sistemas de Calidad y con una filosofía de mejora continua porque eso significa que nunca estamos conformes con los que hacemos, que todo se puede mejorar y que nuestra lucha por que las personas con discapacidad sean ciudadanos de pleno derecho no parará.