Como todos sabemos un hematoma se produce cuando se rompen pequeños vasos sanguíneos y tras esta rotura vierten la sangre que hay en su interior al tejido blando que hay en sus alrededores. Muy probablemente cualquiera de nosotros en alguna ocasión habremos tenido un hematoma en partes de nuestro cuerpo.
La localización más habitual de un hematoma es bajo la piel, aunque también pueden surgir hematomas en otras localizaciones como por ejemplo en la masa muscular. Según sea el tamaño, el volumen de sangre extravasada y la edad de la persona un hematoma puede tardar incluso hasta meses en desaparecer en su totalidad. El motivo por el que se produce un hematoma suele ser muy evidente, a menudo un hematoma es el resultado de cualquier golpe o caída producida en actividades tan cotidianas como por ejemplo en el ámbito laboral o practicando deporte o tras un accidente o simplemente deambulando en casa.
Aun así debemos recordar que también por otros motivos podemos sufrir un hematoma. Este es el caso de la administración de medicamentos que afectan a la coagulación sanguínea: Clopidogrel, Heparina, Apixaban, Warfarina y Davigatran por citar algunos fármacos muy utilizados.
Los síntomas que produce un hematoma son muy evidentes, además del dolor y la inflamación de la zona afectada también se observa un cambio en la coloración de la piel, primeramente de color rojo y posteriormente cambiando a azul, negro y en ocasiones verde. El tratamiento incluye fármacos para aliviar el dolor y la inflamación, muy raras veces se presentan complicaciones asociadas a los hematomas. La mejor manera de tratar y eliminar un hematoma es evitar que se produzca, lo cual implica que no recibamos golpes sobre ninguna parte de nuestro cuerpo.
Para finalizar me gustaría recordar que el amor es lo que puede darle sentido a nuestra vida: “El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.