Cuán fácil es escribir con coherencia y sentido común cuando los patios y los escenarios, nacionales e internacionales, no sólo huelen a podrido, sino que afectan al resto de la comunidad provocando de inmediato una gran epidemia.
La Guerra de Ucrania, para algunos en el olvido; el genocidio de Benjamín Netanyahu sobre Palestina y ahora el Líbano; las actuaciones de Maduro en Venezuela; la victoria de la ultraderecha en Austria; la llegada continua de cayucos a la zona El Hierro; la prostitución que se venía generando en nuestra Andalucía desde la FAFFE y ahora, ¡cómo no! la aparición de las fotos de Bárbara Rey y el rey emérito nos adelantan que estamos en momentos donde todo vale, nada hace a nadie rendir y tener que mostrar sus cuentas.
Pero no acaba ahí la cosa. Una y otra vez hemos dicho que la presencia de Pedro Sánchez en España no nos dejaría de darnos una sorpresa tras otra. Ahora, la consecución del tercer grado por parte de Harriet Iragui, uno de los asesinos de José María Martín Carpena, le permitirá abandonar la cárcel y salir a la calle. Indudablemente lo que viene haciendo el PSOE es toda una ignominia, un atentado tras otro a la memoria de las familias que sufrieron el fuego de la banda militar.
Varios son los pata negra del PSOE que en escenarios privados y familiares vienen diciendo que la izquierda acabada y sin argumentos ha tomado dos caminos a extinguir: sacar el franquismo a pasear y entregar España a los separatistas catalanes y los etarras de EH-Bildu. ¡Nada más lejos de la realidad!
Ya no hay escenarios para el paseo ni la reflexión. ¡Vergüenza debiera darle a este gobierno! ¿Somos capaces los humanos de asimilar el dolor tan grande que nos provoca y el vacío tan inmenso que nos deja la ausencia de un familiar cuando se nos arrebata en un accidente o por una enfermedad? Desde luego que un rotundo no. ¿Cómo entonces poder enterrar el dolor que causó el asesino de Martín Carpena disparándole hasta en seis ocasiones?
El gobierno se viene equivocando en numerosas actuaciones políticas dentro y fuera del marco legislativo, pero está hiriendo donde más duele a cientos de familias que hace unas décadas vieron como sus familiares eran asesinados cuando se dirigían a sus puestos de trabajo o al desempeño de sus funciones políticas.
La puesta en libertad de los presos pero, sobre todo, la eliminación de la ley mordaza pone de entredicho el pasotismo y el desconocimiento al que está sometida la juventud española. Nunca, por más que lo quieran explicar y hacer entender, debieran salir de las cárceles quienes con premeditación y alevosía asesinaron a hombres y mujeres.
Pero, insisto, no debe chocarnos nada. Una sociedad deshumanizada que está humanizando a los animales en detrimento de la especie humana; una población que se jacta de ocupar viviendas a destajo sin tener consecuencias negativas; así, una sociedad así, no puede tener límites del sentido común, la coherencia, el respeto y sobre todo la actuación con valores. Se nos hunde el barco, ¡sálvese quien puede! Hay mucha gente buena pero a las puertas de un conflicto internacional sin precedentes muchos se están tirando al charco. ¡Que le pregunten a Bárbara Rey! Ha puesto de nuevo en curso el refrán que decía que a las artistas y a los toreros en la vejez los espero. Sus fotos son un reclamo para seguir viviendo. La cesión de Sánchez ante Bildu permitirá derogar la Ley de Seguridad Ciudadana a cambio de consolidar el bloque de investidura y seguir él en poltrona. ¡No caben más argumentos! ¡No se nos hace necesario justificar más lo injustificable! Este PSOE, al menos en su máximo mandatario, ha dejado de ser digno de estar al frente de un país llamado España.
