Resulta curioso analizar cómo se vivían las fiestas en Antequera hace 100, 75, 50 y 25 años. Y con fiestas me refiero a todas. Cuando has repasado las páginas en Feria y Semana Santa, ves que cambian los tiempos y eso se nota en la forma de organizar las mismas, pero al final el contenido, es el mismo.
Pero todo gira cuando ves el Carnaval, que en nuestra ciudad ha tenido idas y venidas; pero sobre todo, se transforma en Navidad. Nada tienen que ver estas fiestas en la ciudad de 1924 y la de ahora, cien años después; pero tampoco se parecen mucho las de hace 50 años en 1974 con las de hace 75, en 1949. Tiempos donde la abundancia económica, queramos o no, ha transformado nuestra manera de vivirlas.
Pensamos que no, pero nuestra sociedad capitalista ha interpuesto su ritmo, una maquinaria que nos ha ido moldeando como ha querido, y nosotros, claro, nos hemos dejado guiar por ella, ¡qué ilusos! Esa transformación ha sido global en este desarrollado continente, y como tal, Antequera no se ha quedado atrás. Quedaron olvidados los tiempos, también afortunadamente, de penurias económicas y de posguerras, donde los pobres eran, demasiado pobres.
Ahora parece que todo reluce, brilla ante unos ojos que se dejan guiar por aquello que más nos interesa y olvidamos el germen de todo. Pero eso es otra historia. Ahora queremos contarle la historia de la Antequera en la Navidad de 1924, hace 100 años.
La Navidad se centraba en celebrar la Nochebuena en familia y tras la misma, acudir a Misa del Gallo que tenía lugar en varios templos siempre al llegar la medianoche. Las penurias económicas se notaban, y por ello, las acciones y rifas que se hacían eran pocas, pero más que necesarias como esta “para ayudar a pagar el pan que consumen los ancianos acogidos en el Asilo de San José, las Hermanitas de los Pobres van a rifar una becerrita suiza”.
El acto más importante de estas fiestas se vivió el domingo 21 de diciembre de 1924. A las 3 de la tarde se inauguró en el Asilo de la Inmaculada la Gota de Leche, una fecha destacada que contó con la asistencia de cuatrocientas personas, y tuvo en ese primer día 15 niños inscritos. Fue bendecido por el sacerdote José Moyano. Esencial aquella Gota de Leche que en una semana repartió setecientos biberones de leche que agradeció enormente la apuesta de Salvador Muñoz Checa en su puesta en marcha.
Se unió también en celebraciones Capuchinos que abrió esos días nuevo edificio para el Colegio Seráfico, tradicionales eran sus misas cantadas no sólo en el 24, sino que continuaron muchos años más.
Del fin de Año no encontramos nada destacado, ya saben, cuestión de épocas. Pero sí quedan reflejada la entrega de juguetes del Asilo Capitán Moreno, que fue inaugurado en agosto de 1910 y que estaba situado en el antiguo Hospital. Ya el 6 de enero de 1925, el sacerdote Moyano presidió este acto con “hermoso árbol de Navidad improvisado en la huerta del Hospital se colgaron infinidad de juguetes, que fueron repartidos entre los asilados, así como bolsitas con meriendas y mantecados, obsequio éstos últimos de la fábrica “La Gloria” propiedad de don Luis Moreno Rivera”. Hubo música con orquesta y alegría entre los obsequiados.
Y dato, nuestro periódico publicó en su primer número de 1925 el resumen demográfico de la población en Antequera que cerró 1924 con 1.075 nacimientos, 722 defunciones y 219 matrimonios.