San Sebastián tiene embrujo. Lo sentido y vivido en la noche del jueves 10 de julio en Antequera por la noche fue lo que atesora nuestra ciudad: barroco profundo y del que hay que sacar a relucir. Con el nombre de «Barroco Flamenco», forma parte de la programación de la IX Bienal de Arte Flamenco de Málaga.
Se apostó por fusionar al cantaor Bonela Hijo y al organista Antonio del Pino en un espectáculo donde en un momento el quejío se hacía notar en el presbiterio del templo y, en otro, el órgano del coro volvía a sonar como siglos atrás. Un espectáculo que llenó el templo colegial y mayor de la ciudad.
La Diputación de Málaga nos trajo este espectáculo de la Bienal de Flamenco. Y la Parroquia de San Sebastián cedió su iglesia para poder sentir lo que el hombre es capaz de sacar de su interior.
Expectación en Antequera porque algo grande iba a pasar. Se apreció mucha gente venida desde la Costa. Bonela Hijo comenzó con malagueñas cuneras para encender la lumbre. Siguió con verdiales y Pino que tronó con el órgano con el Fandango de Nebra, abogando por música española del siglo XVIII. ¡Qué musicalidad!
Fue un mano a mano, cuál más espectacular. Luego una jácara, retrocediendo al XVIII con aires más populares como seguidamente Las Folías de España que fantaseaban con la danza. Turno para un solo de guitarra (por cierto, por su hijo Francisco Javier Sánchez Alcalá “Bonela Chico” que puso la pasión con las cuerdas) y respuesta de una sonata del Padre Soler. Y la voz de Bonela Hijo (Francisco Javier Sánchez Bandera) que se eleva con serranas, seguiriyas y para cerrar, se atrevió con un tango argentino. El público en pie y ¿cuándo será la próxima cita de la Bienal?