La feria de Antequera es un viaje en el tiempo donde los ‘cacharritos’ van pasando por la vida de las personas, desde que se asoman a un mundo lleno de aventuras, hasta que como joven encara el vértigo y de mayor, acompaña al niño que toma el relevo.
Así, las atracciones mecánicas son esencia de estas fiestas donde pasan los años y las personas, pero cada una guarda los recuerdos. Los más benjamines buscan el scalextric que cambia de personajes y dibujos, pero sigue siendo el primer viaje en solitario.
Luego las colchonetas, el saltamontes y las ofertas de movimiento donde te das cuenta que pasan los años. Y están los clásicos: Látigo García, Tren de la Bruja y los Coches de Choque.
El látigo es lo más próximo a pasar de la normalidad a esa sensación de viaje al universo con esas curvas vertiginosas donde te sientes libre. El Tren de la Bruja es la inocencia, la sonrisa, el buscar el trofeo de un escoba y sorprenderte de dónde se esconde el personal que saca esa sonrisa que es tan vital en nuestras vidas. ¿Cuántas escobas se guardan en casa como señal de trofeo?
Y los coches de choque son la adolescencia, esa cambio de vida donde ya los jóvenes van solos, en ese choque de frente en lo que sus vidas cambian. Dejan la mano de sus padres y buscan las amistades…
Son los ‘cacharritos’ una parte vital de las ferias que guardan esas sonrisas, sorpresas y emociones de lo que es el día a día de una familia en la feria. Y qué decir de las tómbolas, la pesca de patos o las escopetillas, son un lugar donde los más jóvenes buscan un sueño para recordar aquella noche que eligió el destino de ese regalo.
La vida es como un paseo de una atracción de feria. Nunca quieres que termine porque no quieres dejar tu sueño para volver a vivir en el día a día.
