En silencio, como a ella le gustaba ir por la vida, nos dejó el sábado 23 de agosto, doña Matilde Luque Peña-González, viuda que fue del recordado y también apreciado don Francisco Luque Cabrera.
Ambos crearon una familia muy relacionada con el campo, con su cortijo entre Antequera y Villanueva de Algaidas. Su matrimonio tuvo en sus hijos (Antonio, Juan, Isabel María y María del Rosario) su fortaleza, a los que educaron y legaron sus valores de respeto, esfuerzo, trabajo y humanidad. Luego vinieron los yernos y nueras que fueron unos hijos más de la familia. Y vieron cómo ellos iban aportando a la sociedad lo que habían aprendido en casa (Antonio es el referente mundial del aceite y del mundo de las cooperativas).
Cuando Matilde se quedó sola, siguió con la fuerza y empuje que tuvo con su marido, siendo el eje de los suyos y manteniendo las costumbres de verse siempre que podían. A los hijos se le sumaron los nietos: María, Antonio, Paco, Mercedes, Juan, Isabel, Vicente y Javier; y qué ilusión le hizo tener en sus brazos a su bisnieta Isabel. Ella era de misa diaria, con relación con todos los conventos, ayudando desde el anonimato las causas que le llegaban.
Ahora, tras superar este desenlace, ellos tienen la misión de seguir uniendo a los Luque, recordando lo que aprendieron en su casa, en Las Hazuelas, en ese rincón tan entrañable donde crecen las personas con raíces del campo. Todo en unos tiempos donde sabremos más con las nuevas tecnologías, pero no alcanzamos el valor de lo que las familias, como la de Matilde, consiguió con la ilusión de crecer trabajando y en paz unidos.
