Seguramente, en su familia, entre sus amigos, con sus conocidos, hay dos personas, dos vertientes, que un día estaban unidas, pero el destino les llevó a separarse, a distanciarse. Esto les llevó a iniciar una guerra, una batalla en el día a día, que les perjudica a ellos y a su entorno. Hasta tal punto que, si estás cerca de ellos, tienes que tomar parte de uno de los dos, o si no terminarás alejado de ambos. ¿Y esto es admisible? Creemos y entendemos que no debe ser el camino a seguir.
Si dos personas tienen problemas, deben ser ellos los que lo solucionen. Lo que no compartimos es que utilicen a quienes tienen cerca de ellos, en su guerra. O su cargo. O estás conmigo o contra mí. Un chantaje que luego termina con más peleas que la inicial.
Es como lo que pasa en el mundo de la política. Las guerras púnicas entre el PP y el PSOE o entre los gobiernos y la oposición. Aquí o es blanco o es negro. Y somos los que queremos creer que toda persona tiene sus virtudes y defectos. No puede ser todo bueno en el que manda ni todo malo en el que no lo hace. Creemos en una sociedad donde se sume y no se reste.
Luego, en el día a día, es lo que se percibe en todas nuestras parcelas. Cada vez hay más posturas egoístas: si no va conmigo, no me importa; y si así lo es, yo llevo la razón, aunque no la tenga. Y todo esto influye desde pequeños. Si un hijo crece en ese divorcio entre los padres, creerá que es lo normal y tendrá ese ejemplo a seguir en su día a día.
Luego salen, hacen amistades y crecerán en un clima de tensión, de discrepancia, de diferencias irreconciliables que son reflejo de lo que han visto desde pequeños. Y cuando comienzan a trabajar o llegar a un cargo de responsabilidad política, siguen con ese mismo modelo.
Así que volvemos a llamar la atención para que las personas que tengan problemas, lo tengan entre ellas y lo resuelvan, o lo dejen entre ellos. Pero que no utilicen a sus hijos, a sus familias, a sus amigos, a sus colectivos u organismos para incrementar su guerra. Así luego nos pasa lo que nos pasa.
Por ello, confiamos en un sociedad mejor, donde nuestros jóvenes transformen nuestro día a día. Ojalá los niños hagan entrar en razón a las familias que se rompan por circunstancias de la vida. Les hagan ver a los padres y madres que no pueden extender sus diferencias a quienes les rodean. Ojalá los jóvenes superen lo que han vivido en esos conflictos, y renuncien a esos métodos beligerantes que mal camino nos lleven.
Ojalá, centrándonos en la vida política, un día, PP y PSOE vayan al Gobierno de España y a la Junta de Andalucía y entre ambos, unidos, y con sus llamadas, puedan buscar una solución para solventar el tema de la carretera de acceso. Lo mismo para temas como el Puerto Seco, Palacio de Ferias y varias gestiones en el día a día.
Creemos en una sociedad mejor, donde encontremos y prioricemos lo que nos une y no lo que nos separa. No podemos seguir en este día a día de discrepancias, de diferencias, porque al final…
Si no actuamos, cada día iremos a peor. Hoy ya no hay cargos públicos representativos, los hay de las siglas de un partido, y lo vemos desde el presidente del Gobierno hasta un concejal. Así, creemos que no. Soñamos con un acción conjunta de dos partidos diferentes para solucionar problemas del día a día. Sería ejemplo que los vecinos tendrían como referentes para su día a día. Un mundo mejor es posible. De todos depende.