He decidido que nuestros lectores sepan lo que es el actual Metro de Madrid, quizá por curiosidad, o quizá para cuando vengan a Madrid, ciudad de acogida en la que hay madrileños y no-madrileños, acogidos estas últimos como suele acoger Madrid a toda esta gente que viene de fuera; todos nos sentimos bien en este Madrid. Pues bien, el Metro de Madrid también nos acoge. Yo no soy madrileño, pero en mis distintas etapas en España, no he tenido duda dónde “refugiarme”: en Madrid.
El Metro de Madrid que ha sufrido varias actualizaciones y alargamientos de sus líneas desde la inauguración de la línea 1 por el rey Alfonso XIII en 1919. Tiene actualmente unos 300 kilómetros de líneas de tren, y es considerado como el tercero en importancia del mundo por número de kilómetros de vías tras los metros de Moscú y Londres.
Corría el año 1995 y fue elegido presidente de la Comunidad de Madrid Alberto Ruiz Gallardón. Recurrió, entonces a Manuel Melis, doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y profesor en la Escuela Politécnica de Madrid para hacer una nueva ampliación moderna. Quería Ruiz Gallardón que fuera Melis quien tuviera la responsabilidad y mando de todas las infraestructuras rodadas de la comunidad.
Primero fue una de las ampliaciones del Metro de Madrid; luego vino el soterramiento de la M-30. En ambas obras intervino mi hijo Juan Alcaide Alonso, doctor Ingeniero de Caminos. Canales y Puertos, con estudios en la Politécnica de Madrid y en la famosa École des Ponts et Chaussés, de Paris. Melis “recomendó” a Juan a FCC (Fomento de Construcciones y Contratas), con una recomendación tan curiosa que despertó el interés del responsable de FCC: en ella, Melis recomendaba para Juan los peores turnos y los trabajos más duros: había que hacer de Juan un “auténtico Ingeniero de Caminos”. (La carta de mi suegra,abuela de Juan, conocedora del padre de Melis, secretario general del Sahara cuando mi suegro era gobernador de aquella provincia española en 1961, había surtido su efecto: Juan había sido aceptado para los trabajos más duros en FCC).
Juan, tenía además cierta experiencia en tuneladoras de su etapa parisina: por ejemplo, las usadas en la construcción del túnel bajo el canal da la mancha. De esta forma, mi hijo se hizo indispensable tanto para FCC como para Melis. Asistimos su madre y yo a muchas de sus peripecias en las tuneladoras que empezaron a llegar a Madrid para aquella ampliación de metro: pasamos de las lúgubres estaciones de metro existentes –copias de las de París y Londres– a las nuevas y luminosas nuevas paradas, hechas con tuneladoras con salidas y entradas muy cerca de la superficie, para facilitar el movimiento de los peatones. Resaltemos aquí, que la tuneladora más grande del mundo fue la que se usó en alguno de los túneles de la M-30, también bajo el mandato de Melis y el trabajo de Juan.
El gran trabajo de Juan en la ampliación del metro de Madrid (varios años que comenzaron en el 2007) se vio premiado con las obras de la nueva M-30, también asignada a Melis y su equipo. El trabajo de Juan fue muy bien valorado, lo que le sirvió para postularse como responsable de los trabajos del trasvase del Ebro, desgraciadamente finalizados por mandato de ZP. Juan decidió entonces irse a Colombia y crear su propia compañía de ingeniería. Allí lleva 15 años dedicado a estudios de cimentación y a grandes obras en Suramérica y Centroamérica. Recientemente, invitado por el grupo FORUM 2000, hizo una brillante conferencia sobre el papel de los ingenieros españoles en el mundo. Mi hijo Juan, especialista en grandes obras, se despidió de Melis el día del fallecimiento de este último con asistencia a su funeral y con un escrito sobre su personalidad y su aportación al Metro de Madrid y a la Calle M-30.





