Si hace unas semanas era Proyecto Humano el que insistía en la necesidad de prevenir los malos hábitos y conductas que pueden llevar a adicciones, este fin de semana es CALA con el aviso del daño que puede hacer el alcohol. Vivimos en un mundo donde la libertad se confunde con hacer de todo a cualquier edad.
El acceso a las nuevas tecnologías es vital para nuestro día a día, pero también saber usarlas. Escuchando al juez Calatayud, exponía en Antena 3: “Vamos a dejar a nuestros hijos y nietos un país hecho una mierda. Pero esto es lo que hemos permitido y estamos permitiendo”.
Calatayud incide en que los más pequeños han podido perder el respeto a la autoridad y a los mayores, algo que se ha consentido, olvidando las obligaciones que también tienen, por muy menores que sean: “Los niños tienen muchos derechos, pero tienen deberes, y el principal es obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su potestad. Y, luego, respetarlos siempre, hasta que se mueran. Y echar una mano en casa. Les hemos dado muchos derechos, pero no se habla de deberes, y así nos va”.
Por otro lado, las estadísticas revelan que a partir de los 10 años, los móviles son ya el “fiel” compañero de los niños, llegando a disponer de uno más del 80 por ciento a partir de esta edad. Lo que les hace vulnerables a poder tener una relación con personas mayores, el intercambio de datos, fotografías, relaciones afectivas y sexuales con sus consecuencias.
El Juez de Menores de Granada, Emilio Calatayud, no para de recorrer España, ofreciendo conferencias donde subraya que la familia, la educación y la sociedad “deberían de ser los pilares básicos para que nuestros jóvenes sean los adultos responsables del futuro”.
Asegura que “la educación y la cultura abren una ventana a la libertad” y destaca que a pesar de que ahora están aumentando considerablemente los delitos de abusos sexuales y maltratos por adicciones entre los menores, “yo siempre creo en la reinserción”. “Si no creo en la reeducación de los menores, ¿en qué voy a creer?”, se pregunta.
Comparte que “la sentencia que más me duele poner” es la de “aprender a leer y escribir”, de las que dictó 30 el año pasado, y “sacarse la enseñanza oblitagoria”, 350 sentencias dictadas en el último año. “Es muy triste que en España la educación esté como está. Hay que estudiar y hay que prepararse”
“Muchos no saben juntar las letras o si las juntan, no saben lo que significa”, reconoció. Por eso, él insiste ante los menores “por lo civil o lo criminal, tú vas a estudiar y yo te voy a controlar”. La de estudiar “es la sentencia que más te agradecen con el tiempo porque se dan cuenta de que la educación y cultura te abre una ventana a la libertad”.
El problema también es que cada día es más difícil ser padre. “No nacemos con un libro de instrucciones. Cuando yo era pequeño era más fácil. Nadie discutía al padre. Pero empezaron a decir que había que dialogar, razonar, argumentar y ser amigos de nuestros hijos. Y así nos va”, manifestó con su característico tono. “Hacemos tiranos que con el tiempo se convierten en delincuentes”.
Estas reflexiones respaldan lo que aquí claman Proyecto Humano y CALA. No se puede dejar que los jóvenes crezcan solos y tengan a mano, sin límite alguno, el alcohol, las drogas o el mal uso de las nuevas tecnologías. ¿Reaccionamos?





