Todos los amantes de la historia de Antequera sueñan con viajar en el tiempo y poder estar cuando entre los siglos XVI y XVII se construyeron los conventos y templos que dieron fama a nuestra ciudad. Pero en aquellos siglos, no había ni cámaras de fotos, ni personas que pudieran entrar en su interior, ni ficción como aquel ministerio del tiempo de televisión.
Pasaron los siglos y a finales del siglo XX, unas centurias después, consiguieron entrar e inmortalizar los seis conventos de clausura de religiosas, el historiador Jesús Romero y el fotógrafo Alfredo Sotelo. Hoy, 25 años después, han regalado a la ciudad y a las propias órdenes religiosas, el libro «Clausuras de Antequera», donde recogen cómo eran los interiores de los conventos hace 25 años: Madre de Dios, la Encarnación, Santa Eufemia, Belén, Las Descalzas y las Catalinas.
Fue presentada la obra en la tarde del viernes 12 de diciembre en el templo de Belén, que se llenó para escuchar lo que Romero y Sotelo tenían que compartir y poder ver el libro. Una edición magnífica, con 248 páginas a todo color, formato verticales con tamaño a4, donde el texto de Jesús Romero hila las magníficas fotografías, muchas de ellas a doble página o página completa. El diseñador Pablo Mañas ha sabido fusionar ambas escrituras, como destacó Sotelo, donde él también escribe con sus cámaras. Momento memorable cuando sacó de su maleta, las Zenza Bronica y Sony Alfa 7R IV con las que empezó el reportaje hace 25 años y con la que lo ha completado ahora en algunos detalles de las iglesias.
El libro está ya en todas las librerías de Antequera al precio de 30 euros, previéndose ser un regalo de Reyes ideal. El beneficio de los libros que se vendieron en la presentación, fue aportado a las religiosas clarisas de Belén. Destacar que cuando se publica la obra, la mitad de los conventos (Madre de Dios, Santa Eufemia y Las Catalinas) han sido cerrados por la falta de vocaciones, dejándolos vacíos de oraciones y del patrimonio artístico que custodiaron durante siglos. Sirva este libro para poder entrar más allá de la puerta de las clausuras y de los tornos, imaginando dar el «Ave María Purísima» y recibiendo la respuesta del «Sin pecado concebida» que las monjas siempre dan al llamar a sus puertas.

La presentación del libro: un mano a mano entre Romero y Sotelo
Comenzó Jesús Romero compartiendo que «comienzo la introducción de este libro, a manera de preámbulo, aclarando que, la verdad sea dicha, lo pude haber escrito hace más de treinta años. De hecho, me animaron a ello en repetidas ocasiones el filólogo Francisco López Estrada y el poeta José Antonio Muñoz Rojas, sin duda influidos por la aparición del libro Sevilla Oculta. Monasterios y Conventos de Clausura».
Pero «quien más me insistió en llevar a cabo este proyecto sobre las clausuras antequeranas fue el profesor y catedrático Antonio Bonet Correa, cuando coincidimos en una visita a la Colegiata de San Patricio de Lorca, en Murcia, como participantes en el VII Congreso Español de Historia del Arte, que organizaron el Comité Español de Historia del Artey la Universidad de Murcia en el año 1988».
Fue en 1999, «el año que la Junta de Andalucía dedicó las Jornadas Europeas de Patrimonio Histórico a los Monasterios y Conventos Andaluces, en nuestra ciudad no solo se inauguró el Museo Conventual de las Descalzas, sino que desde el Ayuntamiento organizamos una magnífica exposición fotográfica, en la planta sótano del edificio del Pósito, sobre las clausuras de la ciudad con fotos de Alfredo Sotelo Matos, que fue socio fundador y presidente durante muchos años de AFA (Agrupación Fotográfica Antequerana). Para realizar su trabajo, Alfredo contó entonces con un permiso especial de la Diócesis de Málaga, pudiendo acceder al interior de los conventos, aunque con ciertas limitaciones, como el hecho de que algunas religiosas no quisieron ser fotografiadas, salvo en muy contados momentos».
En el libro, Romero Benítez resume la llegada y fundación de los conventos, su desarrollo a lo largo de la historia y su mantenimiento o cierre de los mismos. Pasó por las complicadas fases de guerras, desamortizaciones o los tiempos donde ya no hay dote para entrar o se ha de recurrir al salvamento que realizan las religiosas africanas para mantener los conventos abiertos. También comparte muchas vivencias, anécdotas, detalles y confidencias que ahora, 25 años después, podemos conocer de la reciente historia.
Cerró Alfredo Sotelo quien compartió la responsabilidad hace más de 25 años de poder entrar a un sitio prohibido para toda persona que no fuera religiosa contemplativa, por lo que no se creía la oportunidad que tuvo ni lo que se iba a encontrar. El fotógrafo expuso que le dieron permiso para ir dos tarde por cada convento, encontrándose con un túnel en el tiempo donde el silencio y la espiritualidad se palpaban en un tesoro místico de las propias monjas y del patrimonio que conservaban.
Fue muy ilustrativo al sacar las dos cámaras como las que ilustra el libro y agradeció a los conventos que le ayudaran a su trabajo, pese a que ellas no querían salir en las fotos y le mostraron la bondad que atesoran. Agradeció a Jesús que le ofreciera desempolvar sus negativos y que hoy, cinco lustros después, se puedan inmortalizar en un libro que está llamado a ser uno de los que salvaguardan la memoria histórica de nuestra ciudad.
Concluyó el acto, fueron muy aplaudidos y dedicaron los primeros ejemplares que se vendieron en el propio templo. Quienes estuvimos en Belén (entre ellos el alcalde Manuel Barón, el parlamentario José Luis Ruiz Espejo, los hermanos mayores del Señor de la Salud y de las Aguas, Dolores y Socorro, artistas como David Sancho, entre muchos otros académicos, profesores, amigos y antequeranos a los que les interesa mucho la cultura) pudimos admirar la palabra de dos autores cuya obra será recordada en nuestros anales. Las religiosas se tuvieron que ir, pero su espiritualidad será recordada en los conventos vacíos o con nuevos usos y en este libro: «Clausuras de Antequera». Quienes lean esta crónica o vean el vídeo en el futuro, podrán conocer a estos dos personajes que dejan descrita gran parte de la historia entre los siglos XX y XXI. Sus nombres: Jesús Romero y Alfredo Sotelo.












