La Residencia de San Juan de Dios de Antequera vive con fuerza este mes de diciembre donde el pasado martes 9 de diciembre desarrolló una intensa y festiva inauguración y bendición de su Belén Napolitano en el Salón de Actos de sus instalaciones que puede ser visitado estas fiestas.
El hermano Luis Valero junto a voluntarios y familiares de los residentes animaron la fiesta, mientras se servía chocolate y bizcocho en el salón de actos. El coro de la Hermandad del Rocío amenizó la tarde con villancicos antes de la bendición.
El hermano Luis agradeció a todos los que han montado el Belén y cedió la palabra al alcalde Manuel Belén quien saludó a todos los residentes y esperó que pasen una buena Navidad. El Nacimiento se puede ver esta Navidad.
Fue una gran fiesta donde se respiró esa transformación que ha conseguido la orden hospitalaria. Un lugar amplio y cómodo donde están sentados sus usuarios. Entre ellos familiares, amigos, comerciantes, matrimonios, empresarios, personas que han formado parte del día a día a día de nuestra ciudad en los últimos 75 años. Verles allí te recordaba todo lo que has vivido con ellos porque forman parte de la reciente historia de nuestra ciudad. Con ellos hemos vivido muchos momentos de nuestros recuerdos más próximos.

San Juan de Dios siguiendo la tradición de la orden
El hermano de la orden hospitalaria Luis Valero destaca “la tradición belenista en San Juan de Dios” y sus centros en España. “Es un símbolo de cultura, espiritualidad y solidaridad que cada Navidad atrae a miles de visitantes”. Estos centros abren cada diciembre sus belenes al público, convirtiéndose en espacios de encuentro y tradición.
En Madrid tienen el Belén de San Rafael, considerado uno de los más antiguos, así como en Las Palmas, Granada, Sevilla, Jerez… y así en cada uno de los hospitales y obras de la Orden, donde las familias y amigos acuden en masa a disfrutar de estas representaciones, que se han convertido en auténticos referentes navideños.
La tradición belenista en San Juan de Dios no se limita a lo artístico: “se vincula estrechamente con la misión hospitalaria y social de la Orden”. Los belenes suelen acompañarse de iniciativas solidarias, como mercadillos o campañas de apoyo a personas en situación de vulnerabilidad. Así, “visitar un belén en estos centros es también participar en un acto de generosidad y compromiso social”.
En Antequera, desde hace diez años, es ya una tradición el belén monumental napolitano de la Residencia, que con casi doscientas figuras recrea los acontecimientos más significativos de la Navidad. Las figuras todas tienen su origen en artesanos de Nápoles de diversas épocas, con algunas figuras, las más antiguas, del siglo XIX y principios del XX y otras más actuales, pero siempre guardando su origen napolitano.
Un Nacimiento que es montado por el propio hermano Luis, ayudado por el servicio de mantenimiento del centro, especialmente por su responsable Jonathan, con la ayuda de los voluntarios y de algunos de los residentes.
El Belén de la Residencia es un referente para sus residentes que lo disfrutan durante todo el periodo navideño, pero también por cientos de alumnos de los colegios de Antequera los que con sus profesores acuden a verlo y a acompañar a los mayores con sus villancicos, regalitos navideños y con su cercanía.
Junto a ellos numerosos familiares y amigos acuden a renovar el mensaje maravilloso de la Navidad contemplando sus misterios más significativos allí representados. El Belén está abierto hasta el 6 de enero en horario de 10,30 a 13 horas y de 17 a 20 horas. El hermano Luis Valero nos insiste: “Es una invitación que se hace extensiva a todos nuestros amigos y paisanos antequeranos, en que además de ver el Belén podrán saludar a tantos amigos y conocidos que viven en la Residencia”.
Por lo que “nuestro pesebre es mucho más que una representación navideña: es un patrimonio cultural vivo, un espacio de encuentro comunitario y una oportunidad para ejercer la solidaridad. Cada año, estas obras efímeras nos recuerdan que el espíritu de la Navidad se expresa tanto en la belleza del arte como en el apoyo a quienes más lo necesitan”, concluye ese ángel de la guarda que es el hermano Luis.
Todo en una residencia donde los voluntarios hacen pasar las horas con más cercanía, con la visita de amigos, jóvenes y colectivos del día a día de la ciudad.















