De todos los personajes de la galería de terrores cinematográficos, «El Hombre Lobo» es el que más injustamente ha sido tratado, salvo las veces que nuestro querido e ignorado Paul Naschy lo ha llevado a la gran pantalla. «Drácula», «Frankestein», «La Momia»… fueron llevados con éxito y algún que otro atropello por la Universal o la Hammer. Las últimas versiones han sido bien recogidas por el público y la crítica en general. Recordemos la maravillosa adaptación de Coppola de la novela de Stocker, o la puesta en escena de «Frankestein» de Branagh, con un genial De Niro en el papel del monstruo, sin olvidarnos de la saga de «La Momia» (siempre nos quedaremos con la primera) que demuestran que el público no ha perdido nunca el apetito ante el género clásico del terror y sus personajes, que forman parte de nuestra cultura popular (cualquier peque en estos días, puede querer vestirse de «Drácula», ignorando la gran obra literaria de la cual procede dicho personaje).
El caso es que le ha tocado el turno al «Hombre lobo». Esperemos que Benicio del Toro nos regale una correcta puesta al día de la historia. La licantropía ha sido tratada en muchísimas películas de gran éxito: «El Hombre Lobo americano en Londres», «Aullidos», «Lobo»… Nadie ha recurrido directamente al clásico de la Universal para revisar el mito. Retrasos en el montaje, despido de compositor de la banda sonora, vuelta a la filmación de imágenes… a más de uno esta situación nos da que pensar, pero… los amantes del género esperamos nos den atmósfera victoriana, Benicio se vuelva loco con la Luna llena, Rick Baker haga milagros con su maquillaje (recordar que fue el creador de los maquillajes de «Thriller», «El hombre lobo americano en Londres»…) y Anthony Hopkin esté espléndido al igual que su intervención en «Drácula» de Coppola. Ojalá salgamos del cine viendo en la noche antequerana una Luna llena y salir pitando para el coche. Por si acaso.