Una consultora económica internacional, advertía del riesgo que corre España de ser un «país de subsidiados», en un dinero que está muy bien concedido a quienes no encuentran trabajo, porque les ayuda a subsistir, pero enseguida señala que otros países europeos en lugar de dedicar tanto dinero a esos casos, prefieren crear grandes obras públicas, promoverlas, con lo que crean trabajo en lugar de subsidiar el no trabajar.
Recalcada la necesidad de que se ayude a quienes no encuentran trabajo, la opinión de esos expertos no puede ser más exacta. El dinero de ese subsidio, sirve a quienes lo reciben, pero sería mucho más útil que se promovieran esas grandes obras públicas, llámense pantanos –¡cuánta agua desperdiciada este año en lugar de haber sido recogida en nuevos pantanos que garantizaran suministro doméstico y regadíos…!–, llámense carreteras, llámense calles o viviendas. El denostado, pero sin duda útil, «Plan ZP» ha servido para resolver muchas carencias en ciudades y pueblos, disminuyendo el paro, dando trabajo y todo lo que de ello dimana, pues no habrá que decir que, por ejemplo haciendo una calle, haciendo un pantano, se emplea un gran número de trabajadores –que en su inmensa mayoría prefieren trabajar a vivir de un subsidio–, pero también necesita materiales de la construcción, hierros, vigas, cemento, granito, material eléctrico y otros. Es decir, que crear obras públicas de interés general, mueve, anima la Economía, con los puestos de trabajo pero dándolo también indirectamente desde las fábricas de los materiales a los transportistas, y siempre tendrán una utilidad pública, de forma que la sociedad que paga con sus impuestos el dinero de que dispone el Estado, se beneficia de todo ello.
Ocurre igual que en un caso que hemos referido muchas veces: hay países que priman las exportaciones de productos alimenticios –leche, fruta, hortalizas, huevos, derivados lácteos–, de forma que en lugar de tirar sus productos, como han hecho hace poco asturianos y gallegos con la leche, cuyo precio no le es rentable porque tropiezan con importaciones a esos precios bonificados por los estados correspondientes, los agricultores y ganaderos de otros países, siguen trabajando y creando empleo, con lo que la ayuda que reciben de los gobiernos de sus respectivos países, también repercute en la creación de empleo que disminuye la situación de angustia de muchos trabajadores sin trabajo y los subsidios que tienen que cobrar para subsistir, en el «paro», en la generación de riqueza, que «tira» de otros sectores de la economía: envases, transporte, etiquetados, piensos, vacunas, productos fitosanitarios y otros sectores.
A la vista de la opinión y análisis de especialistas europeos que comparan los efectos de la crisis y las formas de intentar atajarla en cada país, no comprendemos por qué no se escoge la fórmula de la generación de empleo, de crear trabajo, en lugar de pagar a quien no lo tiene; por qué somos un país de «subsidiados» en lugar de un país que genere trabajo, riqueza…