Una ciudad como Antequera, es natural que esté llena de tradiciones, que compendian momentos destacados de su historia que, al revivirse, originan esas tradiciones. El VI Centenario de la Antequera de hoy, ha estado lleno de bellas estampas que es imposible encontrar en ningún sitio, sencillamente porque no hay ninguno tan antiguo.
Se produjo la singular estampa de la creación de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de Caballería del Infante Don Fernando y Santa Eufemia, con escenas y momentos, como los toques de los tambores, la solemne bendición de los símbolos, la investidura del Gran Maestre, las bellísimas fórmulas del Juramento de los nuevos Caballeros, y los Caballeros y Damas de Lazo honoríficos… Todo en el Patio de Armas del Castillo, sencilla pero bellamente adornado con emblemas antequeranos y de otras Órdenes y en presencia de personalidades relevantes –todas llegadas de fuera– en el mundo de las órdenes Militares y Hospitalarias.
Se rindió homenaje al Infante y al Capitán Moreno, cuyo Centenario también se celebraba este año, protagonizada por el Ejército, con imposición de corona de laurel, así como la presencia de altos mandos militares.
Como en siglos anteriores, la preciosa imagen de Santa Eufemia, de Carvajal, se trasladó desde la iglesia de sus Monjas Mínimas de San Francisco de Paula hasta la Iglesia Mayor de San Sebastián, sólo que el recorrido habitual se amplió extraordinariamente para llevarla hasta el lugar donde marca la tradición –otra vez la tradición– que fue elegida por mediación del Espíritu Santo –es decir no por aclamación popular más o menos amplia, sino tras invocación a Dios-Espíritu Santo– Patrona de la Ciudad. Y sería objeto de singular recibimiento en el Arco de los Gigantes por Caballeros de la Orden recién creada en la ciudad, y objeto de muestras de devoción y afecto en todo el recorrido, y nada menos que la soberbia Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas (la mejor de Sevilla, ergo… la mejor del mundo), le dedicaba una preciosa composición que lleva su nombre. Y, al llegar a San Sebastián, como marca la tradición –otra vez…– sería recibida con devoción por el párroco padre Antonio Ramos con una bellísimas palabras, mientras directiva y hermanacos de la Santa, con su hermana mayor Lorena Sánchez y el hermano mayor del trono Antonio J. Guerrero, directivos y hermanacos, pasaban al Sagrario, para adorar allí a Dios vivo.
Y el día 16, se recuperaría otra tradición con la procesión del Cabildo Municipal –con los miembros actuales y otros anteriores que fueron invitados a participar expresamente por el Alcalde– en la función votiva y, por la tarde, volvería nuestra Patrona designada por Dios, hasta su templo, con traslado de carácter extraordinario y emotivos homenajes del Ayuntamiento en diversos momentos y lugares… En fin, preciosas estampas, tradiciones hermosas, recuperadas en un año propicio para ello como pocos. Tradiciones, tradiciones…