Comienza la campaña de «verdeo» de la aceituna en la Comarca de Antequera; en poco más de dos meses lo hará la de molienda, que transformará la aceituna en el sin igual aceite de la Cooperativa Nuestra Señora de Los Remedios y «Hojiblanca» que, por cierto, prepara una ambiciosa campaña ponderando las virtudes del aceite «virgen extra», recordando al ama de casa que «por unos céntimos, vale la pena asegurarse un producto sano y rico».
Esas campañas benefician al mundo del trabajo, pues requerirán abundante mano de obra y, posteriormente, en las naves de aderezo, más mano de obra limpiando, preparando, envasando el producto, mientras en toda «Hojiblanca», serán también muchos los puestos de trabajo que se creen desde la recepción de la aceituna hasta el envasado del «oro líquido», puestos de trabajo importantísimos al tratarse de la mayor Cooperativa envasadora de España.
Lo que debería ser gozosa noticia para Antequera, que se beneficia en tantos sentidos de estas campañas, conlleva un temor: la seguridad lamentable de los robos de aceitunas que, campaña tras campaña, afectan a los olivareros. Las autoridades competentes montan servicios especiales, pero… o son insuficientes o los ladrones –vamos a llamar las cosas por su nombre–, se inventan fórmulas nuevas. Que eso ocurra en el 2010, no tiene explicación, salvo los casos en que la gente esté tan mal que tenga que recurrir a eso… Pero se registran situaciones en que los autores de estos hechos son extranjeros llegados en bastantes casos «ilegalmente». Es cuando surge el aplauso al presidente francés que, como se sabe y se ha criticado en algunos sitios –en otros, se aplaude– expulsa a quienes cometen cualquier delito o entran de forma ilegal. En Francia, han entendido que una cosa es acoger al necesitado, comprender su situación, y otra que, además de burlar las normas de entrada al país, comentan delitos. Hay muchas asociaciones que acogen a estas personas necesitadas –Antequera es buen ejemplo de ello– que acuden en su auxilio, precisamente para evitar los daños a una fuente creadora de puestos de trabajo, a unos agricultores también dignos de comprender, pues están todo el año cuidando sus olivos, con los riegos, tratamientos, abonos, laboreos, para que ahora se vean impotentes ante estos hechos lamentables.
¿No podría estudiar, quien debe y puede y tiene que hacerlo, alguna solución que perjudica no sólo a los agricultores sino también, por aquello de pagar los justos por los pecadores, a los inmigrantes?