Querido Hermano de Trono: Me pongo nuevamente en contacto contigo para comunicarte una decisión muy difícil en la vida. No es una decisión tomada a la ligera, sino que varias circunstancias personales, y sin que en ellas la Cofradía haya tenido nada que ver, me han obligado a tomarla. Todo tiene un principio y un final. Y el final de esta etapa tan importante en mi vida cofrade, quizá la más importante, ha llegado.
Te comunico que dejo el cargo de Hermano Mayor del Paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Sangre. Nunca olvidaré los buenos momentos que me habéis brindado, como las comidas que hemos tenido antes de cada salida; las reuniones en casa de la camarera antes del desfile; esas levantadas en la iglesia en silencio y el chirriar de los zapatos con el suelo; la levantá mirándolo a Él y despacio; las entradas en calle Estepa; nuestra calle cofrade, Duranes, con esas «chinotás»que nuestro «hermano» Pepe Romero bautizara un día desde el balcón de nuestro «hermano» Paco Pérez; esos encuentros con el Santo Cristo Verde y Nuestra Señora de la Santa Vera+Cruz donde se produjesen; y, por último, nuestra despedida al pueblo de Antequera con esas vueltas dentro de la iglesia a son de ROCÍO, y como no, esos tres VÍA CRUCIS al Cerro de la Vera Cruz. Nunca olvidaré las muestras de cariño, hacía mí y hacia mi familia, que me habéis manifestado, nunca olvidaré vuestra amistad, vuestro saber estar y vuestra manera de procesionar en la calle.
En definitiva, nunca olvidaré los veinticinco años de cofradía, los veintitrés años de Hermano Mayor y el sentir cofrade y de hermandad que siempre os ha caracterizado. Antes de la despedida sólo pediros un ruego, que apoyéis a muerte, como lo habéis hecho conmigo, a nuestra querida Archicofradía y que el mismo apoyo que me habéis brindado, se lo brindéis también al que me suceda. Las personas pasan, pero lo que sigue ahí es ÉL, NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO DE LA SANGRE. Si antes os dije que nunca olvidaré esos maravillosos momentos vividos juntos, os pido que vosotros tampoco los olvidéis, que lo sigáis haciendo igual de bien que como lo habéis hecho conmigo, que no olvidéis que la Sangre, siempre será Sangre, que esta unión, que Nuestro Padre puso en nuestro camino no se pierda y perdure en el tiempo, como nuestra amistad y nuestro amor hacía Él. Guardad en vuestros corazones lo bueno, y olvidad lo malo que es lo que divide a las personas y en nuestro caso al grupo de hermanos que conformáis.
Sabéis de sobra que sólo me queda la despedida y que ésta no puede ser otra que marcharme diciendo: ¡AL TOQUE DE CAMPANA Y MUY MUY DESPACIO ABAJO! ¡Viva Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Sangre, Viva el Santísimo Cristo Verde, viva Nuestra Señora de la Vera+Cruz y viva la Cofradía de Los Estudiantes!
JUAN ANTONIO CASTILLA LUQUE