Estamos a horas de que se nos vaya este año maldito, por la crisis que tanto daño ha hecho y va a seguir haciendo, destrozando hogares, comercios; poniendo en situaciones muy difíciles a muchas familias y sin que haya surgido quien intente siquiera poner remedio a algo cuya única solución es que los Bancos, que recibieron grandes ayudas del Estado, se dediquen a lo suyo, que es negociar el dinero, pedirlo a quienes lo tienen y prestarlo a quien lo necesita, acaben con una situación tan horrible que para que una pareja, con nóminas ambos en contratos fijos, le den una hipoteca de un piso de subvención oficial, necesita más fiadores, aparte la vivienda en sí, y que estos fiadores tengan solvencia sobrada «por si acaso».
Así, no se mueve el mercado inmobiliario, que es el que podría originar que se hagan más viviendas, con lo que reviviría el sector de la construcción y todo lo que lleva de la mano.
La crisis, estropeó en parte, los acontecimientos previstos para el año de VI Centenario. Se habían preparado programas completísimos y al quedarse sin dinero la Comisión Sexto Centenario tuvo que recortar presupuestos y actos, mientras la Comisión de Santa Eufemia, por contar con el esfuerzo personal extraordinario de los directivos y comunidad de su Hermandad y colaboraciones puntuales, amén del apoyo del Obispo de nuestra Diócesis y de los párrocos de San Sebastián y Santiago-San Pedro, más el capellán trinitario de la Orden Mínima, hicieron realidad sus propósitos con actos de gran relieve, en los que se notó la ausencia de quienes menos debían haber estado ausentes… La inauguración de su Museo, con más ausencias destacadas… que ellos se lo perdieron, fue el broche de oro a un año dedicado a recordar que, de la mano de la Incorporación de Antequera a Castilla, vino el nombramiento de Santa Eufemia como Patrona Principal (según se puede leer en alguno de los documentos oficiales de la mencionada exposición) de Antequera.
Y así llegamos a estas fechas en la que se trata de olvidar la crisis, en la que se renuevan lazos familiares, se producen visitas y encuentros de queridos paisanos llegados de fuera para estar con los suyos. El programa de actos, es inmenso y puede decirse que hay atracciones todos los días y para todos los gustos, en lo que constituye una aportación para animar el comercio antequerano que hace un esfuerzo también para responder a la crisis con verdaderas gangas y soberbios escaparates.
En lo religioso, y contra lo que pregonaba algún periódico malacitano, la Misa del Gallo y la del Día de Navidad, se vieron concurridísimas, manteniéndose el hecho positivo de que el anticipo de la hora para personas mayores o para niños pequeños, es muy bien acogido como se notó en esos templos en los que no faltaron los villancicos de siempre, de los que estamos viviendo grandes conciertos por Corales y Orquestas… Quizá entre todos, estén tratando de cumplir ese dicho del «a mal tiempo buena cara», para decir adiós a un año que, salvo por las Efemérides, ha sido desastroso y se nos llevó a grandes y queridos paisanos… ¡Que 2011 sea mucho mejor para todos!
