Tanto poder y tanto dinero da miedo. Eso es la conclusión más clara que se puede extraer de este nuevo escándalo de corrupción en la que están implicados cargos socialistas de Sevilla. Parece que esto no es nada nuevo, ya en el 2005 un informe de la Intervención General de Hacienda cuestionaba la manera de hacer el pago a las empresas. Pero, como casi siempre, por decisión política no se hizo caso. Así se facilita el mal uso de los fondos públicos. Si nos detenemos un momento a pensar que la Junta destinó en poco más de siete años 647 millones de euros que su traducción a pesetas supera la friolera de 77.183 millones para ayudar a las empresas en crisis, cabía esperar que muchos listos se beneficiaran y cavilaran e idearan los «nuevos repartos» para evitar cualquier control y, sobre todo, el tema fiscal. EL ERE es mucho ERE y da refugio a los caraduras que pretenden vivir del cuento. Otro caso en Hitemasa, la textil malagueña, señala a un sindicalista de UGT como beneficiario de otro ERE y así seguirá hasta donde la investigación llegue, si es que por el camino no le ponen cortapisas para desviarla por otros derroteros y simular una medio averiguación blanqueada de notas solidarias y ataques a los opositores.
Me atrevo a pensar que ya no es la lotería lo que puede arreglar el tema económico, ya que las posibilidades de que toque son casi inexistentes. Ahora bien, si tenemos la posibilidad de encontrar un ERE al que se le inyecten millones casi sin control, el beneficio es rápido, eficaz y borra de un plumazo los problemas del futuro. ¿Cómo se explican estas faltas tan graves de tacto, de derroche e imprudencia a la ciudadanía? ¿Ocultando la verdad, echando la culpa a la prensa o a los otros? ¿Es posible una campaña limpia mostrando todos los problemas y las posibles soluciones reales? Yo no me lo creo a vista de lo que se nos presenta cada día. Pero lo peor de todo esto es que acabará como tantos otros en NADA, en aguas de borraja.