Mientras yo hacía un encuentro en autora en La Cala de Mijas, Kate o Catalina, marketing puro, se casaba con el hijo de Diana o lo que es lo mismo, Guillermo, Willi para los amigos.
Mientras los periódicos y los informativos televisados corrían en busca de esponjas, toallas, vendas y fregonas para limpiar la sangre que chorreaba de sus noticias, una de ellas, se buscaba un hueco pequeño en el papel o en las pantallas. Un Olvidado rey Gudú o lo que es lo mismo, una Ana María Matute recibía el CERVANTES de manos de otro rey, el nuestro, un monarca real, no imaginario.
Mientras estas cosas suceden, la cola del paro se hace ya incontable, inaguantable, insostenible, y tan real que sólo hay que ir a verla «in situ».
Si en alguno de nosotros se dibuja la idea de que cinco millones de parados lo que quieren es «No trabajar», yo me asustaría, miraría hacia mi interior y cuestionaría esta tenebrosa afirmación.
Al otro lado del Atlántico, en la zona cero, en todas las zonas, disfrutan porque se ha liquidado, este verbo es el más usado en prensa, al terrorista Bin Laden. La mujer de uno de los fallecidos aquel día dice: «Hemos acabado con el terrorismo y me alegro de su muerte, ahora yo también estoy en paz».
Comprendo que desde hace diez años esta mujer y muchos más, esperaban la noticia, pero desgraciadamente el terrorismo sigue.
Medidas de seguridad al máximo y sin ser analista política, esta muerte, ha hecho subir muchos peldaños al jefe de la Casa Blanca, en un momento en el que se cuestionaba hasta el lugar de su llegada al mundo.
«No hay camino para la paz, LA PAZ es el camino.» (Mahatma Gandhi)