Se cumplieron los cien primeros días como Alcalde, de Manuel J. Barón, una especie de «plazo de gracia» que las oposiciones conceden a los nuevos, así que, a partir de ahora empezará la época dura… de la que hemos vivido una especie de «calentamiento».
Sin embargo, esos cien días son prueba en la que un «novato», puede demostrar su preparación o no, su adaptación o no, máxime en las condiciones que le ha tocado hacerse cargo de la alcaldía, que no son las mejores. Y en este sentido hay que destacar varios puntos que hablan de que nos encontramos ante una persona preparada.
Lo primero, fue analizar la situación económica, catastrófica, y si no hay dinero, por mucha voluntad que se tenga… Barón, ha buscado y rebuscado y podrá cumplir determinados compromisos contraídos, como sueldos y similares, destinando una partida a pagar a las pequeñas y medianas empresas proveedoras, a la vista de que muchas de ellas, cerrarían o disminuirían personal. Antes de que nadie vaya a pensar que nos volcamos a favor del actual alcalde, señalemos que esta situación negativa creemos que no podía quererla el anterior equipo, pero estaba ahí, así que el alcalde abogó por supresión de gastos superfluos, iniciando una meritoria campaña de «bajada de sueldos», solidaria con quienes tienen menos.
Manuel Barón, acude a muchos actos de todo tipo y «se tiró a la calle» para visitar a quienes antes pidió el voto, para oírlos y estudiar con ellos algunas soluciones. Cuenta con un equipo de gente preparada, ha repartido delegaciones, supervisando lo que se hace en ellas, pero dando responsabilidad a quienes nombró, lo que también resulta muy adecuado.
Naturalmente, pertenecer a un Partido y tener en Sevilla y Madrid a otro, causa ciertas rozaduras o asperezas que se irán corrigiendo con toda seguridad, pues entendemos que representa ahora mismo a la ciudad que le otorgó la mayoría. Hemos visto detalles con Consejeros –algunos con Paulino Plata— en busca de una relación normal, que echamos de menos, muy de menos, en otros sectores del grupo al que pertenece el Consejero de Cultura. Señal, en el primero de los casos, de personas equilibradas, dispuestos, uno, al talante abierto anunciado en la toma de posesión y, el otro, comprendiendo que Antequera está por encima de todo, y ambos, atendiendo al comportamiento lógico de personas preparadas.
Como es natural, sigue muy de cerca la evolución de grandes temas que Antequera tiene pendientes — AVE, Anillo, Declaración de Patrimonio, centro de Alto Rendimiento Deportivo y otros–, sin que impida seguir el día a día de la ciudad, andando mucho por la calle, comprobando cómo están las cosas.
En fin, si mantiene esa línea, si logra formar con la Oposición un bloque en que las cosas de interés para Antequera se antepongan a todo, vamos a vivir unos años marcados por la dificultad de todos sitios, pero en los que el dinero se va a sustituir por ingenio, por voluntad, por grandes iniciativas.