sábado 23 noviembre 2024
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La sonrisa gélida

Le inquietaba aquel libro en el estante de arriba. Tal vez fuera porque no podía cogerlo, tocarlo, rozarlo con los dedos de sus bien cuidadas manos. Recordó un estiramiento de extraordinaria valía aprendido en sus años de estudios de ballet. Tampoco. Recordó alguna postura de yoga. Se curvó de manera casi irreal para atrapar la pieza, pero todo fue en vano. ¿Una escalera? Demasiado fácil. ¿Un escabel? Demasiado adamascado. ¿El hierro de la chimenea? Demasiado pesado. «Espérame ahí, que regreso súbito». Gritó con el pensamiento. Aún así, su fuerza la oyó una carta inédita de Tolstoi a Gandhi, expuesta en algún lugar del mundo.

Por necesidad o por elección comenzó el recorrido del pasillo que la transportaba de manera coherente hasta el vestidor. Se calzó unos stilettos tan sexis como ella. Diez centímetros de tacón de aguja en perfecta armonía con sus piernas. Aquellos centímetros mortales la elevaron al hasta el último anaquel revestido de SOS de ébano. Todo fue en vano. ¿Sería aquello la tiranía, el derecho del más fuerte, la resistencia sin violencia o sólo se trataba de divagar sin llegar a ninguna parte?

Interiormente una luz comenzó a abrirse camino en su cerebro que, sorpresivamente no estaba hueco. De repente, la prensa de la mañana se arremolinó a su alrededor. Los titulares comenzaron a construir una Babel sin precedentes: «El PIB español se debilita», un escalón, «aumentan los suicidios», dos escalones, «aeropuertos fantasmas, vendidos al mejor postor», tres escalones, «paro» ¡diez escalones!… Llegados a este punto, los millones gastados impunemente en el estadio de La Cartuja se elevaron en forma de gradas obscenas. Errores crasos, injusticias apiladas. Todo ello la encumbró a lo más alto. ¡¡Basta!!, gritó con fuerza cuando sus manos se doblaban indefensas, contra la cúpula.

¡¡Por fin!! Aquel lomo de azulada tinta fue suyo, mientras los siete pecados capitales la apretujaban hacia el techo. «¡Mío!», exclamó llena de avaricia. Las páginas se abrieron. Todo y nada. Episodios en blanco. En medio de aquel caos sólo se oyó una fría carcajada que olía a final.

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