Como muchos de ustedes sabrán, el ser humano para digerir las grasas procedentes de la dieta necesita una sustancia denominada bilis. La bilis se produce de manera continua en el hígado, se libera en el duodeno y actúa como emulsionante de grasas para que la digestión pueda realizarse en su totalidad, al poder actuar así las encimas pancreáticas e intestinales.
En los periodos entre las comidas la bilis se almacena en la vesícula biliar, que es una víscera en forma de pera que se encuentra justo debajo del hígado. Esta vesícula biliar se conecta al hígado y al intestino mediante pequeños conductos, de esta forma la bilis fluye tanto para el intestino durante la digestión como para la vesícula biliar para su almacenaje. Los conductos biliares y los conductos pancreáticos drenan al intestino por la misma abertura denominada Ampolla de Vater, que está sujeta por un músculo llamado Esfínter de Oddi.
Por otro lado, tenemos que tener presente que la bilis es una sustancia amarillenta que contiene sales biliares, colesterol, pigmentos biliares, agua y bicarbonato. Este colesterol puede acumularse produciendo cálculos biliares, éstos son las famosas «piedras en la vesícula». Por esta causa la vesícula biliar no ejerce correctamente su función y no libera correctamente la bilis.
De esta manera, al no digerirse la grasa de la dieta las heces se evacuarán grasas y se presentará un cuadro sintomatológico que incluye un fuerte dolor abdominal, náuseas y vómitos. Existe tratamiento farmacológico, pero la extirpación de la vesícula (colecistectomia) por laparoscopia puede ser otra opción.
Para acabar, deseo una pronta recuperación para aquellas personas a las que esta semana les han extirpado su vesícula biliar.