En su busca de que los empresarios –grandes, medianos y chicos— no se encuentren oprimidos por las condiciones laborales anteriores, el Gobierno dice que ha tomado una serie de medidas, con las que es claro su mensaje a la Patronal –grande, mediana, pequeña– que ya tiene menos inconvenientes para hacer lo que debe, crear puestos de trabajo, con ventajas fiscales en unos casos, no atándose para el futuro si las cosas no van bien o si el trabajador no responde como debe y todas esas cosas.
Los sindicatos, empujados por algunos voceros, protestan, pero no faltó tampoco quien les ha mandado el recado de que no dijeron ni una palabra cuando las cifras del paro llegaban hasta donde han llegado. El Gobierno, por otro lado, revisa el trabajo de los funcionarios, en especial de aquéllos que abusan de «asuntos propios», «ausencias injustificadas», permisos y vacaciones «extras» además de las establecidas por ley.
No se estuvo quieto tampoco el Gobierno atendiendo otra queja unánime que se producía a voz en grito: ¿cómo es que los directivos de bancos y entidades a los que el Gobierno tiene que «rescatar» con ayudas, se fijen las escandalosas, las bochornosas compensaciones y prebendas que se anunciaban? Y dicho y hecho, el Gobierno cercena tales oprobios económicos, dividiendo casi por cuatro, por ejemplo, lo que se había asegurado el de Caja Madrid.
Vamos que nuestro Gobierno, actúa en todos los frentes posibles, no importando al señor Rajoy la impopularidad que mediáticamente –sobre todo por los medios «afines» de la «competencia»— suponían algunos medidas, con tal de cumplir lo acordado con Europa –jocosamente llamada «Merkozi» por motivos que no hay que explicar— como camino para la salvación económica. Por lógica, ahora es la Patronal la que, con tantas medidas tranquilizadoras para los diversos casos, tiene la palabra; ahora, como pedíamos la semana pasada, es la hora de crear trabajo, de hacer obras, de emplear trabajadores, única forma de generar riqueza.
Al margen de todo esto, convertido en la gran noticia de la semana, el otro día leíamos que unos investigadores han descubierto ¡para qué tienen las cebras las rayas negras en su piel! Por lo visto, porque los insectos les pican menos con esas manchas longitudinales… Que se investigue, está bien, pero que se investiguen estupideces de ese calibre, con dinero salido de las arcas de los apurados bolsillos de los habitantes de ese país, es pasarse. Y estamos seguros de que en España se estarán haciendo cosas por el estilo, para lo que basta con recordar el destino de algunas «ayudas» o «subvenciones» a colectivos propios o de países extranjeros en apuros… ¿No será mejor aplicarlo al estudio de una solución para el cáncer, cuyo número de afectados crece brutalmente, o por qué entre los nacidos en los años 60-70 hay tantos calvos?, diríamos para poner una nota de humor, pero realmente cierta. Ahí hay otros capítulos para reflexionar, más interesantes que la piel de las cebras, si le place a quien corresponda.
