Nos llegan noticias de casos frecuentes, en los que hay personas que denuncian robos que, en realidad, no son tales, sino descuidos imprudentes, acompañados de personas que se «encuentran» algo y se lo apropian. Por ejemplo, un señor que se dejó un ordenador en un banco de la Plaza de Castilla y cuando vuelve había desaparecido, u otro que se dejó una chaqueta en un bar y cuando vuelve tampoco está… En estos tiempos tenemos que gastar más cuidado que nunca.