viernes 22 noviembre 2024
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28 de Febrero “Día de Andalucía” y sobre ayudas

Un año más, los antequeranos, los andaluces, nos disponemos a celebrar el «Día de Andalucía», que nació con una fuerza extraordinaria en la que Andalucía, la Grande, la que dio fama a España, la que surtía a Roma de vino, de pescado y, sobre todo, de aceite; la que a Roma dio Emperadores y a la España árabe médicos, filósofos, arquitectos, poetas y a la España de hoy políticos, artistas incomparables, figuras en todas las Artes, las Ciencias, el Deporte, los Toros, la Iglesia… en todas las facetas, en fin, de la vida; esta fecha, decimos, recuerda las viejas reivindicaciones de una zona de España singular, que arrastra de siglos, el ser explotada, minusvalorada, considerada «país» de la pandereta y la guitarra, de las fiestas interminables de la Semana Santa, el Rocío, o las grandes Ferias, ignorando, pasando por alto, lo que ayudó a que crecieran tantos países de Hispanoamérica, tantas regiones de España, y su Cultura, su Ciencia, su Economía.

Por desgracia, Andalucía se suma hoy a las listas negras de «los aprovechados», de quienes motivan que se la tome por lo que no es. Y es por ello por lo que esta fiesta debería servir, entre otras cosas, para que los andaluces nos entreguemos sin desmayo –como lo hacemos cuando queremos— en reivindicar, por ejemplo, nuestra Agricultura, harta de pagar tantas cosas que no le corresponden, harta de que, de ser la «California europea», sea el vertedero donde van las frutas, las hortalizas que Europa sigue prefiriendo a las que dicen se tratan con pesticidas causantes de enfermedades y en cuya crianza se emplean niños explotados injustamente… Demos sentido pues a este Día, el sentido que Andalucía reclama.

 

En días pasados, muchos sindicalistas y políticos afines se echaron a la calle para protestar por la cantidad de parados, por los recortes que anuncia el Gobierno para solucionar precisamente la creación de puestos de trabajo.

Tras esos recortes anunciados por el Gobierno, la Patronal, a la que priman las colocaciones, agilizan los trámites, reducen los «despidos», con lo que se evita esa dejación de nuestras funciones cuando nos acomodamos al puesto «fijo», que hay quien toma por un salvoconducto que le permite abusos, que serán los menos, pero que esgrimen muchas veces los Patronos. De manera que tomadas esas medidas, ahora tienen que notarse de la mejor manera: creando puestos de trabajo. Como debería empezar a notar las instrucciones insalvables dadas a la banca, para que ponga a la venta sus pisos a precios lógicos y dé préstamos. Es decir, que a costa de una impopularidad que se esgrime «por la competencia», el Gobierno ha tomado sus medidas; ahora hay que verlas hechas realidad. Ya.

Naturalmente, hay una base incuestionable que es la gran cantidad de parados que existen, pero entre otras medidas, se quiere «sanear» esa lista interminable, repasando muchos casos de trabajadores encubiertos, por voluntad propia «por que si no, nos quitan el paro», o de malos empleadores que les obligan a trabajar sin afiliaciones que disminuirían el espantoso número de personas que no tienen trabajo. Nos ponemos en el caso de éstos, y dejamos lo otro como simple anécdota, aunque en el fondo no lo sea.

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